El cronista de Terán, Ulises Valdez Arévalo, en entrevista para Cuarto Poder habló acerca de su libro Tuxtla Gutiérrez, una ciudad con sed, en el que aborda cómo desde siempre ha sido difícil abastecer del líquido vital a la capital chiapaneca, en una obra con doble propósito: informar acerca de cómo se suministraba antes el servicio y concienciar acerca de su uso y desperdicio.
¿Cómo era antes el abastecimiento de agua para Tuxtla Gutiérrez?
En 1892 el agua se traía desde Cerro Hueco hasta Tuxtla Gutiérrez mediante canaletas de piedra que iban hacia el centro por las calles, sobre todo por la calle central, ahí se hicieron pilas para que la gente se surtiera con cubetas que llevaba a su casa.
Antes todo era por gravedad, ahora se provee de agua a través de tubos, bombeo, rebombeo y captaciones.
¿Cuál es el principal afluente del que se obtenía esta agua?
El principal afluente es el Sabinal, siempre lo ha sido. Del cerro de Mactumatzá bajaban varios arroyos que se unían al Sabinal. De hecho, todas las corrientes de agua de este cerro desembocan en el Sabinal.
¿Cuál es la importancia de que este libro llegue a las manos de los lectores?
La importancia es recordar que en Tuxtla siempre se ha sufrido para traer el agua; conocer esto y concientizar acerca de su uso. Tenemos el gran río Grijalva, pero no se puede aprovechar al cien por ciento por la falta de infraestructura y lo poco que llega se desperdicia mucho. En tiempos futuros las guerras serán por el agua y quien la tenga será rico y poderoso.
¿En qué proceso se encuentra el libro? ¿Ya está terminado?
Está terminado, se encuentra archivado, necesita un padrino. A nosotros como escritores nos cuesta encontrar quién nos ayude. Luego, los libros a veces se venden; otras, se regalan y no es redituable ser escritor.
La edición también cuesta, dependiendo de la calidad del material los costos varían; de la pasta, las hojas y el diseño. Lo más económico puede salir entre 15 y 20 mil pesos. Para alguien que no tiene la escritura como modo de sustento es difícil.
Uno escribe en los momentos que puede, no hay mucho tiempo para dedicarse al libro, es más como un hobby, no para lucrar. También cuesta investigar porque vas a los lugares, te trasladas y otras cosas.
De todo esto, ¿cuál es la parte más difícil?
Ser publicado, encontrar alguien que te apoye con esa cantidad.