Abre puertas y se la cierran a él

Él abre puertas a otros, pero los demás se la cierran a él. Literal y simbólicamente. En víspera del Día de la Raza, el centroamericano se pregunta por qué tiene que haber diferencias; divisiones por cuestiones políticas, sociales, económicas, culturales y religiosas.

Parado a la entrada de una tienda de conveniencia, en la Calle Central y 1ª Norte de Tuxtla Gutiérrez, el joven mira hacia adentro del local. Parece buscar a alguien o algo. No es así.

Voltea la vista hacia el Parque Central de la capital chiapaneca. Aún quedan restos de lo que fue la fiesta cívica por el mes patrio en que los mexicanos celebran su independencia.

Y él es independiente, pero no libre. No tiene un patrón al que soportar insultos. Tampoco está obligado a checar entrada en un reloj digital. Pero es porque no tiene trabajo.

Y no es libre, porque lo atan las cadenas de las circunstancias. Y piensa en la canción de Ricardo Arjona Y soy libre y no me sirve, para que quiere la libertad en la luna un tigre.

Es Marvin Pech Rivas, del departamento de San Pedro Sula, Honduras. Considerada la ciudad más violenta de Centroamérica, por encima de El Salvador, casa de los temibles “Maras”.

Marvin huyó de la inseguridad, pensando en su esposa e hijo. Éstos lo acompañan en todo momento. Ayer no fue la excepción. Y juntos ven cómo la puerta del negocio se abre, entran y salen los clientes. Y ellos parecen invisibles.

Marvin abre la puerta, esperando que alguien le regale una moneda o un poco de alimento. Pero mientras la puerta se abre, se cierra también el corazón de la gente. Se cierra aún más el ya de por sí panorama desolador, negro, incierto para Marvin y su familia.

Así de incierto como fue el viaje por mar de Cristóbal Colón y sus acompañantes, que buscaban llegar a la India.

Pero ellos llegaron a tierra “nueva” el 12 de octubre de 1492. Marvin no sabe cuándo pisará suelo firme. Porque hasta ahora tiene los pies al aire.

Tras esperar en vano, Marvin se retira triste. Su bebé necesita alimento. Los padres, también. Ellos ya entienden el motivo de las fronteras y las diferencias de clases. El infante, aún no.