Alto índice demográfico contribuyó a inundaciones

La ciudad de Tuxtla Gutiérrez se fundó en 1560, en el valle denominado por los aztecas como Tuchtlán. Su crecimiento y desarrollo data de los años 1892 a 1940. Su asentamiento fue sobre las márgenes de dos ríos: el Sabinal y San Roque; así como de dos arroyos: el Jotipak o El Zope y el arroyo de Guadalupe.

Con el crecimiento de la ciudad, la población se asentó en los márgenes izquierdo y derecho de dos ríos y 20 arroyos (al disminuir su cauce, el río San Roque fue denominado a partir de 1955 como arroyo San Roque). Lo anterior resulta fundamental para saber por qué hasta la fecha la ciudad se inunda tanto, indicó en entrevista para Cuarto Poder, el cronista de la ciudad, José Luis Castro.

Historia e hidrografía

El pueblo de San Marcos Evangelista Tuxtla fue fundado en 1560 por el fraile dominico Antonio de Pamplona, en la margen derecho del río de los Sabinos, posteriormente río Sabinal; y en la margen izquierdo del arroyo Jotipak o arroyo del Zope, que hoy se encuentra embovedado.

Para el año de 1892, la ciudad ya tenía 147 manzanas con una proyección de 216 cuadras en las que se incluían terrenos baldíos, en total 2.66 kilómetros cuadrados donde habían 19 calles y 14 avenidas.

En la época de su fundación, el antiguo valle de Tuch-tlán era bañado por 11 arroyos: Cachotopak, Capetecjopak, Factaccosok, Jamaipak, Jotipak (después arroyo del zope), Penipak, Pistimbak, Pojpón, Popombak, Potinaspak (o también arroyo de cascajos) y Yucucupak. Cabe mencionar que hace falta realizar un trabajo de correspondencia para saber qué afluentes son esos el día de hoy.

En tanto, uno de los principales -si no es que el principal afluente en Tuxtla Gutiérrez- es el río Sabinal, el cual tiene su origen en el municipio de Berriozábal. Baja por una cañada, que no es otra que la cuenca del río Sabinal, y atraviesa por el norte de la ciudad capital, de poniente a oriente, hasta desembocar en el río Grijalva después de haber recorrido aproximadamente 21 kilómetros.

Al río Sabinal lo nutren varias corrientes de agua. En el sur: Cerro Hueco, El Zapotal o Santa Ana, Pojpón o arroyo Seco, San Roque, Jotipak o El Zope, de Guadalupe o de San Pascualito, La Carbonera, Jamaipak o La Calera, Penipak o El Arenal y La Laguna. En el lado norte: San Agustín, La Chacona, Lupanospak o Pomarrosa, Potinaspak, Colón o El Potí; San Francisco Sabinal, San José, Totoposte, 24 de Junio y otros más.

Pavimentación, nuevos afluentes

El desmedido crecimiento poblacional de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez provocó el cambio del uso del suelo, y la ocupación inadecuada tanto de la cuenca del río Sabinal como de las márgenes de sus 21 afluentes.

Los suelos pasaron de uso agrícola y ganadero para convertirse en asentamientos humanos, lo que también provocó deforestación. Por otro lado, tuvieron que embovedarse muchos afluentes. Esto fue provocado por el aumento de ocho mil habitantes en 1892 a 18 mil 297 en 1940.

De 1941 a 1944 se embovedaron algunos barrancos que se habían convertido en basureros y eran fuentes de contaminación. También se empezaron a pavimentar las primeras las calles y banquetas, se introdujeron el agua potable y el drenaje. Esto fue el comienzo de la desaparición de las letrinas.

Con la pavimentación de calles, banquetas y parques públicos, así como la construcción de casas y la pavimentación de sus patios, aumentó el volumen de los escurrimientos que van a dar directamente al río Sabinal, ya que cada calle y avenida pavimentada se convirtió en un nuevo afluente.

Reordenación de los cauces

Por otro lado, las construcciones de casas dieron lugar a la reorientación del curso tanto de aguas naturales, como superficiales y rellenos de cauces. Aunado a estos cambios, la falta de suficientes drenajes pluviales ha provocado el desbordamiento de los arroyos tuxtlecos, donde la cuenca del río Sabinal es el único dren pluvial natural.

La suma de todos estos elementos aumentaron las posibilidades de inundación de la ciudad durante cada temporada de lluvias, con riesgos altos a muy altos. Además, una parte de la red de alcantarillado sanitario del centro de la ciudad data de los años cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta.

“Ante la falta de drenes pluviales, cada calle y cada avenida pavimentada, como ya se dijo, se convierten en nuevos afluentes, en más de 150 nuevos arroyos que van a dar sus aguas directamente al río Sabinal, el único y gran afluente de Tuxtla Gutiérrez”, destacó el cronista de la ciudad.

Propuestas

Una vez que el cronista José Luis Castro proporcionó el diagnóstico de las inundaciones en la capital chiapaneca, proporcionó su opinión acerca de la solución.

Lo primero es buscar las raíces de los desastres naturales. Luego identificar las áreas de alto riesgo o zonas inundables, mediante la elaboración de un mapa hidrológico; investigar los orígenes de los desastres de origen antropogénicos, para formular los elementos que permitan el entendimiento y comprensión del problema, como bases para su análisis sociológico, histórico e hidrometereológico para conocer su anatomía histórica.

Valorar los estudios sobre desastres naturales y de origen antropogénico, ante la falta de un juicio crítico, histórico y fundamentado de las obras realizadas en el pasado inmediato y remoto, que tuvieron un tiempo determinado de vida activa pero que por alguna razón, o poderosas razones, aún perviven.

Elaborar un “Plan de acción ante posibles lluvias torrenciales e inundaciones en Tux-tla Gutiérrez”, que contemple el desazolve de los 21 arroyos, en particular de los canales pluviales embovedados.

La construcción de 60 drenes pluviales que capten y de-salojen el agua que el río Sabinal no puede absorber, para que auxilien a los actuales embovedados; hacer una intensa campaña entre la población para disminuir las 550 toneladas de basura que se producen en Tuxtla Gutiérrez.

Por último, que se considere como zona de alto riesgo los embovedados de los arroyos Jotipak, Pojpón, Cerro Hueco, Santa Ana, San Roque, de Guadalupe o de San Pascualito, Potinaspak y Totoposte, haciendo una evaluación histórica e hidrológica de la cuenca del río Sabinal y sus afluentes, identificando los nombres verdaderos de los 21 arroyos, para evitar confusiones en su localización geográfica, que les permita establecer un sistema de cuencas de los arroyos de la capital.