El avión ruso que se estrelló la víspera con 71 personas a bordo en las afueras de Moscú, tras despegar del aeropuerto de Domodedovo, explotó en cuanto cayó a tierra, informó el Comité de Investigación, al descartar que la aeronave haya explotado o incendiado en el aire.

“Se ha determinado que antes de precipitarse a tierra, el avión estaba íntegro, que no hubo incendio alguno, y que la explosión se produjo después de caer a tierra”, explicó la vocera del citado comité, Svetlana Petrenko.

Indicó que las autoridades retiraron la documentación en la oficina de la compañía Saratov Airlines, tomaron muestras de combustible, obtuvieron las grabaciones de las conversaciones entre el piloto y los controladores aéreos y accedieron a los datos del radar que siguió el vuelo.

En un primer momento, la prensa informó, citando testigos, que la aeronave quedó envuelta en llamas en el aire y eso provocó que se estrellara, dejando así abierta la posibilidad de que se tratara de un atentado.

Sin embargo, la recuperación de las dos cajas negras y el hecho de que se encuentren en “un estado satisfactorio” han permitido investigar este extremo y descartar que se haya tratado de un atentado. “No hubo ningún incendio”, insistió Petrenko.

El avión AN-148 se estrelló el domingo entre las localidades de Argunovo y Stepanovo, en las afueras de Moscú, poco después de despegar del aeropuerto de Domodedovo a las 14:21 horas locales (11:21 GMT) con destino a la ciudad rusa de Orsk, a donde tenía previsto aterrizar cuatro horas después.

Los 71 ocupantes del avión -65 pasajeros y seis tripulantes- perdieron la vida, incluidos dos niños, un adolescente y dos extranjeros, un suizo y un azerbaiyano.