Balam, entre la fuerza del fuego y la nobleza del barro

El horno de la tierra comienza a arder, las llamas alcanzan altura y temperatura adecuadas, mientras de bajo se encuentra el felino, una pieza de barro de tamaño natural que con el paso de las horas se va endureciendo para ir dandole vida al emblemático jaguar o Balam, en lengua tzeltal.

Son un grupo de artesanos con raíces mayas, dirigidos por la legendaria Juana Gómez Ramírez, quienes se han dedicado por más de medio siglo a la alfarería, un oficio antiguo y representativo del municipio de Amatenango del Valle.

Gracias a lo que les provee las tierras de la montaña, los alfareros por temporadas se dirigen a la localidad de El Madronal a cinco minutos de Amatenango, en donde extraen el barro de color blanco y gris que sirve para la elaboración de artesanías multiculturales conocidas a nivel mundial.

Una vez adquirida, los maestros del arte mezclan con arena y moldean la materia prima hasta obtener la textura adecuada, lo que les permite crear una gama artesanal como ollas, vasijas, floreros, animales y muchas pieza más, dejando mostrar la esencia colorida y prehispánica del pueblo tzeltal.