Bomberos, héroes anónimos olvidados

La jordana laboral comienza con un acondicionamiento físico y un pase de lista de quienes integran la corporación; hay que prepararse mentalmente porque puede ser el último día de vida, por eso cada mañana se le agradece al Altísimo la oportunidad de colocarse las botas, ajustarse el casco y revisar que todos los materiales estén disponibles.

La llamada de emergencia se puede activar en cualquier momento, lo mismo de día, que de noche o de madrugada, así transcurre la rutina de los bomberos, de los “tragahumo”, de los héroes anónimos en Chiapas.

Gustavo López Gómez, Comandante Operativo del Cuerpo de Bomberos en Tuxtla Gutiérrez, se define como una persona con valores y por eso desde hace cinco años se adentró en este mundo, en esta actividad que, aunque económicamente no es reconocida, le ha permitido ver la sonrisa y el agradecimiento de las personas que son rescatadas.

-¿Vale la pena arriesgar la vida por tan poco dinero?

A bordo de una de la unidades que refleja el desgaste de los años con varias goteras en el chasis, asegura que está preparado para atender cualquier incidente que se presente en el día, aunque eso signifique poner en riesgo su vida; su tiempo completo lo dedica a la corporación.

Aunque los “tragahumo” han recibido apoyo de otros países como Escocia en lo que respecta a equipos de respiración autónoma, la mayoría de las unidades ya son viejas y se encuentran en mal estado; el amarillo que los identifica luce opaco. A pesar de la crisis, afortunadamente, en este año en Tuxtla no se han registrado muertes de los colaboradores.

En su relato, López Gómez recuerda esas fracturas que han vivido sus compañeros en el cumplimiento de su deber, en muchas ocasiones los accidentes ocurren por las llamadas falsas que de manera irresponsable hacen los ciudadanos.

“Ahorita aquí en Tuxtla ya se están dando las construcciones verticales, los pisos van hacia arriba; a veces hay personas con alguna discapacidad en el segundo o tercer nivel y es ahí donde nosotros arriesgamos más la vida para salvarlos”, narra el bombero.

-¿Cómo se protegen ustedes para no sufrir accidentes?

Se ajusta un casco blanco, rayado de una parte y manchado de la otra, pero funcional al fin. El miedo existe entre todos nosotros, dice, mientras posa con un sonrisa para las cámaras de Cuarto Poder y ajusta su mano izquierda al volante, con la otra sostiene la palanca de velocidad, está listo para atender a la ciudadanía.

Agregó que los Bomberos de manera permanente reciben capacitación en primeros auxilios, explosivos e incluso en técnicas de recuperación de personas que se encuentran prensadas en vehículos. Aunque hay métodos para cuidarse, algunos elementos se han intoxicado con material o combustible que se quema, pero lo más doloroso es levantar cuerpos en pedazos o con la masa encefálica desprendida, comenta.

“Debemos trabajar sin crisis, tratamos de estabilizar nuestro estado emocional”, remata mientras observa los cursos de atenciones prehospitalarias que reciben sus compañeras y colaboradores.

Como jefe de familia, detalla que él se encomienda a Dios, hace las oraciones necesarias para que los 19 años como servidor público sigan aumentando, pero puntualiza: “hasta ahorita no hemos tenido apoyo de ninguno de los tres niveles de gobierno (…), pero sí carecemos mucho en lo que es combustible (…), nuestro parque vehicular ya está obsoleto”.

Se preparan con mangueras o líneas (para sofocar incendios), pero también cuentan con camillas y material de primeros auxilios; las pipas, que no están en buenas condiciones, almacenan hasta 10 mil litros de agua.

Mujeres en el oficio

Guadalupe Rodríguez García es otra valiente mujer que es bombera por convicción, ella se integró a la corporación de Villaflores, porque era un sueño que deseaba cumplir desde hace tiempo, “cuando sentí que tenía la edad para tener una responsabilidad así, decidí entrar”, puntualizó.

Con una playera azul, unas gafas negras y unas botas ajustadas, ataja que se trata de una labor completamente altruista y de apoyo a la sociedad, se trata pues de poner “un granito de arena, a cambio de un gracias que nos da una persona herida que ha sido rescatada”.

-¿Y no te has topado a quien diga que por ser mujer no puedes ser bombera?

Un silencio que se pierde entre el agitar de los árboles me confirma la respuesta: “sí, nos hemos topado con personas así, pero no necesariamente tenemos que apagar incendios”.

Lupita -como la conocen en Villaflores- aclara que la actividad de una bombera no consiste solamente en dominar las llamas, también existen las atenciones prehospitalarias y después de dos años de experiencia, entiende a la perfección sus funciones.

Lamentablemente, dice, hay ocasiones en las que tiene que acercarse a los cuerpos inmóviles que están en la acera, en el asfalto o al interior de las viviendas; debe revisarlos aunque sabe que ya no hay signos vitales, que ya no hay forma de ver una sonrisa en ese rostro, que no hay manera de regresarle la vida, son esos los momentos más dolorosos que puede enfrentar.

En aquel municipio del estado sólo tienen una unidad de atenciones y los otros vehículos son particulares; en 25 elementos recae la responsabilidad de las emergencias en primeros auxilios, accidentes carreteros o incendios.

Para combinar el oficio, explica, tiene un negocio propio y es bombera a todas horas, a través de una comunicación en grupos de redes sociales se coordinan para saber quien está disponible y más cercano al lugar de la emergencia. Salvar a un gato, por mínimo que parezca, le ha significado uno de los mejores momentos que ha tenido al portar el casco amarrillo. Sin embargo, enfática, envió un mensaje a los gobiernos para que apoyen a todas las corporaciones y garanticen una mejor atención a la ciudadanía.

Llamadas falsas, las consecuencias

De acuerdo con Rodulfo Gálvez Gómez, presidente del Heroico Cuerpo de Bomberos en Tuxtla Gutiérrez, en su pico más alto, han registrado hasta tres mil llamadas falsas en un solo mes; además de poner en riesgo la vida de los voluntarios, también significa un gasto económico importante para los “tragahumo”.

Este 19 de agosto, en la capital chiapaneca, se reunieron varias corporaciones de brigadistas de empresas privadas, de protección civil y también de los “tragahumo” en el marco de las actividades del Día Nacional del Bombero que se celebra este 22 de agosto, pero también fue un momento familiar, de convivencia y hasta reflexión, para entender el sacrificio que se hace para salvar una vida cargando 25 kilogramos en equipo (y 10 más si el traje está mojado).

En el ruedo se colocaron algunos obstáculos que se debían superar; el primer reto fue sofocar un objeto en llamas, aunque lo más complicado para los participantes fue atravesar una barda de madera, el peso de todo el equipo en la espalda complicaba la osadía, subían y caían; lo intentaron una y otra vez.

Apuntar con las mangueras encendidas hacia otro obstáculo fue una prueba que no representó mayor dificultad; la cama con cables puso, de nueva cuenta, en predicamentos a algunos brigadistas que vivieron por algunos minutos la rutina diaria de los bomberos. Arrastrar una llanta pesada, de las que utilizan las máquinas de construir, recordó lo complicado que resulta esta actividad en la vida diaria.

Los bomberos - son todos de acero-, porque es difícil comprender que en una profesión se arriesgue la vida a cambio de otra. “Es un juego en donde también aprendemos, enfrentando obstáculos que en un momento dado nos podemos encontrar en una emergencia, así que es un aprendizaje”, recuerda el coordinador de la fundación internacional Fuego y Rescate.

La esperanza

Los más de 500 bomberos que hay en Chiapas tienen la esperanza que una iniciativa de ley que están impulsando algunos diputados y legisladoras, se apruebe en este periodo ordinario de sesiones, porque traería beneficios para toda la entidad, aunque lo más importante es que sería un avance legislativo histórico a nivel nacional, porque son pocas las entidades que han trabajado sobre el tema.

Esto resulta relevante, porque en Tuxtla Gutiérrez tanto en la parte Oriente como Poniente, los bomberos tienen que atender a más de 600 mil habitantes y solamente reciben 200 mil pesos mensuales por parte del Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Smapa), aunque el gasto, solamente en la ciudad, es de 400 mil pesos cada 30 días.

Y no es para exagerar, pero a veces se tiene que “estirar la liga” para que el dinero alcance, para que los vehículos que, aunque ya están obsoletos, siempre tenga gasolina, declaró Gálvez Gómez. Solamente algunas personas (porque la mayoría son voluntarios) reciben un apoyo mensual de tres mil pesos. Para que los bomberos en Chiapas trabajen sin problema en el aspecto económico, requerirían de un presupuesto anual de 12 millones de pesos.

Lupita respalda estos problemas financieros que viven los bomberos en todo el estado; incluso, considera que en otros municipios la situación es peor y, a veces, los recursos son propios o hay que “botear”, o vender alimentos para recaudar fondos.

Tercera estación

En la ciudad ya existe un terreno que fue donado por el ayuntamiento capitalino, ya se tiene el proyecto ejecutivo y las unidades, aunque se necesitan de mayor recurso humano para iniciar la construcción y de 18 millones de pesos para consolidar este sueño que ellos tienen; mientras tanto, seguirán colocándose el casco manchado, los trajes desgastados y las botas maltratadas, tendrán que subirse a los vehículos pesados y lentos para emprender el camino, para ayudar a la ciudadanía, para salvar vidas aunque sean los héroes olvidados. Con información de Adolfo Abosaid.