Buscan recuperar la casa del Alfredo Zalce
El muralista, pintor, grabador y escultor nació en Pátzcuaro en 1908. Cortesía

¿Qué otro artista en Michoacán es de la dimensión del muralista, pintor, grabador y escultor Alfredo Zalce (Pátzcuaro, 1908-Morelia, 2003)? El que más se le acerca es Adolfo Mexiac (Cuto de la Esperanza, 1927), sin embargo Colima ya lo ganó. “Allá está su museo y su fondo documental”, expresó el investigador y crítico de arte, Alberto Híjar, al participar en la presentación ante la prensa de la carta en la que se pide que la casa de Zalce en Morelia recupere su vocación original de museo-taller. Esto, debido a la decisión del gobierno de Michoacán de convertirla en oficinas burocráticas. La misiva cuenta con cientos de firmas, encabezadas por las de Francisco Toledo, Elena Poniatowska, Rafael Barajas, “El Fisgón”; Gabriel Macotela y Demián Flores.

Zalce formó parte de la Escuela Mexicana de Pintura, primer movimiento latinoamericano de arte, que a su vez dio lugar a un estilo de vida: “Es decir, si Salvador Novo se burla de la llegada de David Alfaro Siqueiros y del proletariado, Diego Rivera de puro coraje se viste de overol, botas mineras y se pone un sombrero tipo Sandino —no sé quién lo usó primero—. Así anda en la calle, en los actos públicos y las exposiciones, su mujer (Frida Kahlo) se viste con ropa bordada que compró en el mercado y se peina de trenzas. Es para decir, no nos disfrazamos como lo hacen los funcionarios”.

Para Híjar esta situación hace que la casa de Zalce esté “llena de señales de vida plena”. Es un espacio “absolutamente necesario para entender que no todo es trasnacional, ni que todo se aprende en las revistas de diseño para vivir como los artistas de Hollywood”. Presidente de la sección de artes plásticas de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, y miembro de la primera generación del Taller de Gráfica Popular (1937), “todo esto daría lugar a que en una casa para el buen vivir estuviera el archivo de Zalce, hubiera talleres y muestras del esplendor tecnológico que él desarrolló”.

Recuperada por el gobierno estatal en 2008, para transformarla en un museo-taller, la casa ha sufrido una historia de “lo más terrorífico”, señaló la periodista Beatriz Zalce de Gueriff, hija del artista.