Buscan dinero internacional para conservación ambiental

El delegado en Chiapas de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Francisco Coutiño Coutiño, informó que la dependencia tiene la mira puesta en los recursos internacionales que agencias de desarrollo y medio ambiente, otorgan a países de Latinoamérica para la conservación de bosques y selva.

Señaló la estrategia REDD+ que trabaja en atraer la atención de los organismos internacionales de países que están bajo un esquema de alto índice de liberación de CO2, para que “compensen nuestros esquemas de acciones de restauración y de conservación de los ecosistemas”.

Coutiño aseguró que lo que Chiapas hace actualmente con políticas públicas medioambientales, permite atraer recursos de países con gran emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que “volteen a ver a quiénes le tienen que pagar, compensar ese bienestar del cambio climático que mantiene el equilibrio”, como muchos países industrializados.

Afirmó que Conafor y el Gobierno del estado realizan acciones coordinadas de pagos por servicios ambientales, restauración, conservación, “tratando de conservar los macizos forestales”, lo cual permitirá “voltear los ojos hacia Chiapas, para ver cómo seguimos invirtiendo en estas acciones, pero con base a resultados”, añadió.

Y refirió: “las miles de toneladas de carbono que podemos ofertar al mercado es un proceso que lleva tiempo, que no está definido, ni costo, volumen, lugares, porque se necesita monitorear”, reconoció.

Falta la presencia de la sociedad civil

El delegado federal estimó necesario que las acciones de medio ambiente, tengan siempre las opiniones científicas, académicas y de los investigadores. “Las ONG y los organismos internacionales tienen puestos los ojos para saber qué es lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo”, señaló.

“Se trata de buscar que el bosque retribuya una actividad sustentable, pero a la vez se monitoree su bondad de captura de carbono”, indicó.

Coutiño Coutiño señaló que basados en el protocolo de Kioto, los países industriales van a obligarse a que los recursos que están compensando sus efectos, “nos lo retribuyan a los estados y los países que tienen esta posibilidad, como Chiapas”.

Más investigación y mayor monitoreo

El delegado de Conafor aseguró que hay “investigación realizada que falta ponerla en práctica”, porque el conocimiento científico en la materia, nunca terminará, “siempre hará falta; los procesos de cómo monitorear ya existen, pero el cómo capturar más carbono o cómo ser más eficientes en la gran superficie, hace falta”, refirió.

“Incluso en el manejo sustentable, porque el bosque no nos va a regresar por sí mismo lo que le estamos apostando, tiene que haber un manejo de sustentabilidad; hay mucha investigación por hacer, desde las aristas ecológicas, ingeniería ambiental, de investigación y monitoreo”, destacó.

¿Faltaría romper el paradigma del aprovechamiento?

“Buena parte de las 170 autorizaciones de aprovechamiento forestal pueden o no corresponder a un área natural protegida, es decir, en una ANP existe el manejo forestal. No es una limitante”, expresó.

“El aprovechamiento forestal parte de un estudio sustentable: en un bosque se define primero qué es lo que vas a aprovechar, se indica de qué forma, cómo, en cuánto tiempo; el bosque no puede llegar a tener ese cambio repentino de volar o quitar árboles, tienes que seleccionar, qué material a aprovechar, áreas, superficies”, detalló.

Actualizar el inventario forestal de la Lacandona.

Francisco Coutiño indicó que esta investigación existe desde 2013, pero sufre cambios constantemente: “seguramente tendremos que actualizarlo en un par de años, le hemos pedido a las universidades involucradas, que nos ayuden en estas investigaciones, porque finalmente hay demanda de tierras, que es el cambio de uso de suelo y por otro lado, hay descuidos del ser humano, al no protegerla cuidadosamente”.

Finalmente, expresó que el Inventario Forestal de la Selva Lacandona podría detectar, en su proceso de actualización, “un problema fitosanitario que pudiera existir, una tala inmoderada. Esos cambios de usos de suelo repercuten en la superficie y hay que conocerlos a detalle”, concluyó.