Caos insufrible por obra “necesaria”

La Avenida Central de Terán luce congestionada a todas horas, de Oriente a Poniente, hasta la Facultad de Humanidades. Es que un bloqueo vial por una obra en la 2ª calle Oriente provoca un terrible cuello de botella. No hay señalamientos ni agentes de Tránsito, o siquiera bandereros que ayuden en el lugar.

Los autos varados se cuentan por cientos. La desesperación empieza a cundir entre algunos. La 2ª Oriente es la única vía para seguir hacia el Bulevar Belisario Domínguez, al Poniente de Tuxtla Gutiérrez, para los que vienen del libramiento Sur.

Y el embotellamiento es insufrible. Algunos oyen su música favorita, otros tienen tiempo de chatear. La espera es de 20 a 15 minutos. Por las calles angostas van autobuses camiones de carga y hasta tráileres.

Pero debido al cierre –sin anuncio- muchos van de Sur a Norte, otros de Poniente a Oriente y viceversa.

Entre los autos varados va uno que se dirige a la Casa Hogar de María, en Plan de Ayala. Va por una mujer de la tercera edad, que será cambiada de asilo. Ya va retrasado.

La camioneta Lincoln que le antecede, comienza a retroceder. El automovilista, visiblemente molesto por el congestionamiento vehicular, intenta retornar, pero el espacio es reducido.

Sin prever una posible colisión con el coche de atrás, echa reversa y gira 180 grados. Deberá retornar dos cuadras en sentido contrario, con una fila cerrada de autos.

En el lugar no hay ningún anuncio de la obra ni un aviso de la desviación, mucho menos hay algún agente de Tránsito para aliviar el embotellamiento.

Los bandereros –que por fuerza debe tener toda obra- están erróneamente colcados sobre la 2ª Oriente, ya casi para llegar al Bulevar Belisario Domínguez. Allí no le sirven de nada a nadie.

Deben estar antes, sobre la Avenida Central para advertir sobre el bloqueo inminente o al menos sobre la 2ª Norte, donde entran y salen camiones que empeoran la situación.

Pero no hay planeación ni conciencia. Nadie piensa en el ciudadano “común”. La obra necesaria, no debe ser sinónimo de fastidio para los automovilistas. De por sí la vialidad es un pesado fardo que a diario se debe cargar en Tuxtla Gutiérrez. Y generosas constructoras como ésta, ponen su granito de arena para empeorar el caos vial.