Chargoy cortó comunicación con jugadores

Sufrimiento por partida triple. Los jugadores que pertenecen a Jaguares no solo descendieron y supieron la madrugada de este jueves de la desafiliación de la franquicia, sino que ni siquiera tienen noticias del dueño del club, Carlos López Chargoy.

La incertidumbre que ya reinaba en un equipo acostumbrado a sufrir de salarios atrasados aumentó en las últimas horas, ya que muchos de los felinos esperaban encontrar acomodo en algún equipo del Ascenso o, con menos posibilidades, de primera, durante el Régimen de Transferencias de “plata”.

Fuentes al interior del plantel revelaron que se enteraron de la desafiliación del equipo por los medios de comunicación y, en algunos casos, han intentado contactar al propietario del club durante varios días, pero sin encontrar respuesta.

Uno de los pocos contactos que encuentran los jugadores es con la Comisión del Jugador, que en este Draft del Ascenso busca que se extienda el plazo de contratación para los elementos cuyos derechos son propiedad de López Chargoy, quien salió por la puerta de atrás del Régimen de Transferencias este jueves alrededor de las 3 de la madrugada para evadir a la prensa.

Entre los pocos casos en los que el futuro no es tan nebuloso está el del africano Luis Leal, quien estaba en Jaguares cedido por el Cerro Porteño, mientras que otros jugadores como Jonathan Fabbro y Félix Micolta suenan para ser adquiridos por Cruz Azul.

Las mismas fuentes al interior del equipo revelaron que tampoco habían encontrado respuesta al preguntar sobre el inicio de los entrenamientos, por lo que ahora suponen que la directiva ya veía venir la desaparición del equipo, al menos para el próximo año futbolístico. “Sobre el inicio de la pretemporada decían que mañana y mañana y mañana… hasta que se supo de la desafiliación”, relató la fuente, que prefirió el anonimato.

El jueves por la mañana, utileros y miembros del cuerpo técnico como el nutriólogo y el fisioterapeuta, además de personal administrativo, acudieron al estadio para intentar obtener una explicación sobre el adeudo, que en la mayoría de los casos es de tres meses.

Sin embargo, solo encontraron un estadio Víctor Manuel Reyna cerrado y desolado, con varios grafitis en las bardas del exterior sobre el verde con el que fue pintado el inmueble en los tiempos de bonanza.