Demandan apoyos para la producción agroecologíca
El Primer congreso de agroecología se realizó en San Cristóbal del 12 al 17 de este mes con la participación de más de mil personas. Cortesía

Los asistentes al primer congreso de agroecología que se realizó en San Cristóbal de Las Casas pidieron al Gobierno federal crear un programa nacional de agroecología que involucre en su diseño a todas y todos los actores de los sectores que acudieron al encuentro, así como apoyar los proyectos de investigación científica, difusión del conocimiento y vinculación comunitaria para que con bases y principios agroecológicos “podamos atender la demanda de los productores para la producción y comercialización de alimentos”.

Afirmaron que “es esencial para la sobrevivencia de las sociedades, recuperar los territorios campesinos como elementos de la radicalidad de las distintas agroecologías: las parcelas de producción, los huertos de traspatio como elementos de experimentación social, de innovación tecnológica, ciencia, cosmovisión y empoderamiento de género”.

Agregaron que también se requiere “reconocer los procesos de certificación orgánica participativa que fortalecen a la agroecología al construir tejido social y una nueva forma de hacer país, porque fomenta el principio ético de la confianza y el autocontrol con honestidad y transparencia”.

Los agroecólogos y agroecólogas de todo el país se reunieron en San Cristóbal del 12 al 17 de este mes con la participación de más de mil personas y entre sus conclusiones afirmaron que “hay varias escuelas de pensamiento y miradas de la agroecología en México y las enseñanzas de los pioneros en la academia (Hernández Xolocotzi, Steve Gliessman, Alba Jácome) representan una raíz intelectual importante para poder acercarse y entender la diversidad de los procesos agroecológicos que subyacen en la construcción de los territorios indígenas y campesinos de México”, pero “los verdaderos agroecólogos son las campesinas y campesinos que hace más de diez mil años han venido construyendo conocimiento y realizado manejo de especies que generaron la agrobiodiversidad con la que hoy contamos”.

Manifestaron que el modelo de desarrollo neoliberal generó un prolongado déficit de la balanza comercial agroalimentaria, lo que causó una creciente dependencia hacia mercados internacionales, importando más del 40 por ciento de los alimentos básicos.

Ante ello demandaron “seguir reforzando la equidad de género, el respeto y la potencialización de los conocimientos que tienen los pueblos indígenas, el impulso al comercio justo y desarrollo sostenible, partes inherentes de ciencia, práctica y movimiento social”.

Dijeron que “se tiene que hacer una gran concertación entre los diversos actores y fuerzas en la agroecología y construir una propuesta conjunta en la lucha por la vida que incluye propuestas de políticas públicas, además de que la transferencia e intercambio de conocimientos en la agroecología, por común acuerdo, deben de ser horizontales, verticales y oblicuos, buscando integrar tanto a actores institucionales, como particulares, a productores rurales, como académicos, sociedad civil, empresarial, entre otros”.

Afirmaron que México debe asumir compromiso en el desarrollo de la agroecología, como ciencia, movimiento y práctica, señalando las tendencias que se vislumbran en el futuro cercano: necesidad de clarificar conceptos y metodologías para avanzar como ciencia y necesidad de un enfoque intercultural para prevenir cooptación.

En su opinión, uno de los principales retos metodológicos para la agroecología es transitar de un modelo metodológico-pedagógico de transferencia de tecnología (la investigación como actividad extractiva), a un modelo de investigación –acción participativa real-: la agroecología como un campo de política y diálogo entre iguales: entre productor rural e investigador, con los mismo derechos, responsabilidades y créditos en investigaciones”.

Asimismo, expresaron su preocupación porque en la implementación de programas actuales, como Sembrando Vida, se ha dejado de lado a organizaciones campesinas y de la sociedad civil que durante décadas vienen trabajando por lograr la soberanía alimentaria.