El bonsái: arte de la contemplación

Bonsáis, haikus y suisekis, artes orientales que invitan a la contemplación y apreciación de la belleza que nos ofrece la naturaleza, son herramientas que el presidente de la Asociación Chiapaneca de Bonsáis Kokoro no mori AC, Roger Camacho Cruz, considera vitales para configurar nuestra visión así como accionar, para frenar los daños ambientales que genera el ser humano.

Se presenta en el Museo del Jardín Botánico “Dr. Faustino Miranda” la exposición “Bonsái, Arte japonés en manos chiapanecas”, en la que se expone 40 piezas de bonsái y 15 suisekis; esto último es el arte de la apreciación de piedras, que con sus formas y colores recuerdan a un paisaje o un objeto de la naturaleza.

“Bonsái, significa árbol en maceta, se puede hacer con cualquier árbol y requiere de muchos años de estudio y de trabajo dominar este arte. Algunas personas que toman el taller quieren tener muy rápido un bonsái, pero realmente requiere de tiempo y paciencia, y eso es lo que se trabaja con el bonsái: la paciencia”, dice Roger.

Las plantas reciben tratos especiales al estar en macetas pequeñas, tratándose de árboles caprichosos y monumentales en la naturaleza como las ceibas y los tamarindos, que pueden encontrarse en pequeños tamaños, incluso, algunos, traer sus frutos colgando.

Conservación y espiritualidad

Para Roger, los bonsáis cultivan en el ser humano conceptos que van desde lo académico hasta lo espiritual, generando el deseo de la conservación.

“Es la conservación de las especies; mantener a los árboles aquí es un tema de resguardar especies que en la naturaleza están reduciendo su población; quien practica este arte, está concientizado en perpetuar una especie… y espiritualmente, trabajamos la conexión entre la tierra, el hombre, espíritu y el universo”, declaró.

A través de este arte se van conociendo las especies día a día con arduos trabajos, se observa cómo y cuándo un árbol florece, se le caen las hojas o da frutos.

Roger tiene 10 años en la asociación, que con talleres, cursos y una dedicación diaria, ha acrecentado su pasión; de profesión ingeniero civil, le dedica de 40 a 50 minutos en regar diariamente, con un chorro especial, sus más de 80 bonsáis que tiene en su casa, y los fines de semana, junto con la asociación dedican un espacio de dos a tres hora para llenar de nutrientes a sus plantas.

“Es un arte muy completo, estético. Requiere de una composición completa, en su sentido más estricto, consiste en el árbol, su bandeja, su mesa de exposición o tapete”, explica.

El arte del bonsái tiene más de 30 años en Chiapas. Los primeros maestros comenzaron a practicarlo individualmente, luego se encontraron y sus pasiones los unieron, creando esta fundación que tiene más de 15 años en la práctica y enseñanza de este arte.

Suiseki

Apreciar, trabajar y descubrir la belleza en las piedras, el suiseki es encontrar el arte en los caprichos de la naturaleza.

“Podemos observar un objeto, animal, persona o paisajes en las rocas, y esto, requiere ya una contemplación en una pieza que se limpia con cepillos o se pule, sin usar cinceles ni cortar la piedra”, destaca.

“Es muy importante dar a conocer este arte a nuestros jóvenes, por el tema espiritual, y ahorita con estos calores, con el tema ambiental y de conservación. Lo que debemos saber o ya es un hecho por cuestiones históricas y científicas, es que probablemente la humanidad desaparezca, pero la Tierra va a seguir”, comenta.

Y bromeó al decir: “Hay que hacer lo posible por mantener a la naturaleza como queremos, bonita. Y nosotros ser felices mientras podamos, claro, mientras podamos los árboles”.