La agrupación llamada Ojo de Agua inició un proyecto piloto para contribuir a sanear los ríos de San Cristóbal mediante la colocación de islas o humedales construidos a base de plantas que absorben la contaminación del agua, como se hace en otros lugares.
“Nuestro primer proyecto es visibilizar el saneamiento de los ríos, lo que todo mundo huele y ve, y a lo que ya nos acostumbramos, pero que no debe de ser así”, expuso Angélica Martínez Bauer, directora de desarrollo de la agrupación.
“Lo que queremos con este programa piloto es que se vea, que se entienda y ojalá que el municipio adopte esta solución y que pague los estudios topográficos, hidrológicos e hidráulicos y se hagan unas islas con mejor diseño”, agregó.
En entrevista informó que desde hace varios meses colocaron dos islas de dos metros cuadrados sobre el río Amarillo de San Cristóbal, a la altura de la hemeroteca situada en el parque de los periodistas y de los Servicios Deportivos Municipales (Sedem). “Les colocamos cinco especies: tule, tular (nativas de los humedales), cola de caballo, sombrerillo de agua y lengua de vaca”.
Reiteró que se trata de un proyecto piloto para visibilizar el problema; esperan contar con seis islas para mediados de abril. Las dos ya instaladas, que tuvieron un costo individual de cuatro mil pesos, están a prueba. “El saneamiento es inmediato porque las plantas necesitan alimentarse”.
Expresó que en un tramo de cien metros de la colonia La Isla, donde se colocó uno de los humedales construidos, “hay como cuatro descargas de drenaje clandestinas de particulares o negocios, y eso es delito, pero nadie hace algo. Cinco metros cuadrados de un humedal se necesitan para limpiar los desechos de una persona.
Subrayó que los humedales construidos son “una solución, pero se requieren de muchas más: que la población entienda que sólo debe de verter al drenaje pipí, popó, mocos, vómito; es decir, sólo fluidos corporales. Si sólo se echa eso, y jabones biodegradables el problema sería minúsculo. Las islas ayudarían a sanear solamente porque se necesita una intervención de mayor escala”.
En las islas o humedales construidos, explicó, “utilizamos plantas nativas, especies que ya se sabe que ayudan en el proceso de limpieza de las aguas y la parte construida es que tiene que haber cierto control en el flujo de agua. La mayor parte del área en un humedal construido consiste en jardines de estas plantas que hacen la limpieza”.
Con un doctorado en ecología evolutiva, manifestó que “este sistema se usa en otras partes del mundo, se colocan y venden estas islas con materiales duraderos y normalmente lo hacen en lagos. El reto nuestro es hacerlo en ríos por la velocidad de agua”.
Martínez Bauer comentó que debido a la falta de recursos económicos para comprarlas ya hechas, “estamos construyéndolas nosotros para mostrar que no se tienen que tener grandes cantidades de dinero para conseguir la tecnología y traerla a la localidad, sino que se puede hacer pero siempre tomando en cuenta que se tiene que ser cuidadoso y ver los riesgos, pedir permiso y que todo el mundo se entere, que no sea a escondidas ni fuera de la ley”.
Precisó que Ojos de Agua tiene como objetivo sensibilizar para el saneamiento de las aguas, con visión integral, sin dejar de lado los suelos, los árboles, el medio ambiente en su conjunto.
“Nuestro primer proyecto es visibilizar el saneamiento de los ríos. Es un problema a gran escala. El origen viene de distintas partes, tanto de las personas que no se responsabilizan de sus desechos como los que van al drenaje o a la calle como la basura; de las empresas o el municipio que no tienen sistema de tratamiento de las aguas”.
Señaló que uno de los problemas del origen de la contaminación de los ríos es que “no entendemos de dónde viene el agua que consumimos ni a dónde consumimos. Es un problema con muchas vertientes y nosotros estamos visibilizando una, que los ríos están transportando básicamente drenaje de particulares, de negocios y en algunos casos los conectores están rotos”.
Recordó que “las aguas son territorio federal, por lo que uno no puede hacer lo que le plazca en los ríos. Nos hemos acercado a la Conagua que sabe del proyecto y nos ha asesorado. Hemos demostrado en análisis que no hay ninguno riesgo de ningún tipo y nos han dicho que continuemos, y como es pequeño el proyecto no se necesita permiso. Lo que queremos es que la sociedad abrace estos proyectos que representan soluciones bonitas, baratas, viables, naturales y tienen un montón de beneficios en cualquier ámbito: en el biológico porque incrementa la vegetación, ya que utilizamos sólo plantas de los Altos, de San Cristóbal, propicias para que haya nuevos sitios donde estén las plantas que son de aquí, que lleguen otros animales y plantas, que se limpien los ríos, que se vea bonito. Si se tiene un río limpio la gente puede tomarlos como sitios de socialización”.
Afirmó que la agrupación tiene dos departamentos importantes: Manos a la obra, que consiste en colocar humedales en forma de una isla en los ríos con plantas para hacer la limpieza de las aguas, y la educación ambiental. “Estamos sensibilizando sobre el problema para que se visibilice, y que se entienda que hay soluciones que podemos hacer, pues hay plantas que no sólo se alimentan de popó y pipí sino que son capaces de absorber jabones, fosfatos y hasta metales pesados”.
Subrayó que “el problema de la contaminación de los ríos es muy severo y se necesitan combinar diferentes estrategias”, pues para la construcción de plantas de tratamiento de aguas negras se requiere mucho dinero; sólo para el mantenimiento se requiere medio millón de pesos al mes.
Johana Trujillo Argüelles, responsable de la comunicación de Ojo de Agua informó que de manera paralela a la construcción de las islas han organizado charlas en los barrios para dar a conocer el proyecto. “Todos están consientes del problema, pero hay desconocimiento de las alternativas existentes y no se ha logrado abrir un debate sobre las opciones”, aseveró.
Ambas informaron que para el 23 y 24 de marzo harán una fiesta en hemeroteca y un mural colectivo en la pared de la posada La Sagrada Familia, “con mensajes de que queremos ríos limpios”.