Las autoridades sanitarias federales, prohibieron en 2010 la venta de antibióticos y otros medicamentos sin receta emitida por un médico certificado, para combatir el alto consumo de estos entre la población. Previo a esta medida la automedicación era muy alta. Según la comisión federal para la protección contra riesgos sanitarios (Cofepris), hasta ese año, se consumían 700 millones de tabletas de antibióticos cada año en México.

De acuerdo con este organismo, de esos antibióticos más de 280 millones se compraban sin receta médica.

En ese entonces, el mercado de medicamentos en el país superaba los seis mil 500 millones de dólares cada año, de acuerdo a cifras de la Cámara de la Industria Farmacéutica.

Jaime Gutiérrez Gómez, presidente de la Federación de Asociaciones y Colegios Médicos del Estado, comenta a nueve años de esta medida, que se trató de una estrategia para regular la venta y consumo de antibióticos, ya que según algunas estadísticas por lo menos el 60 por ciento de los mexicanos han desarrollado resistencia al efecto de los antibióticos, algo preocupante.

Dice que una persona sin conocimientos médicos no va a saber que no todos los antibióticos sirven para los mismos padecimientos, lo que conlleva un riesgo a la salud, por ello fue un paso importante.

Sin embargo, indica que cuando recién se implementó la medida la afluencia a los consultorios privados no incrementó, sino que disminuyó debido a que las farmacias abrieron sus propios consultorios para atender a sus clientes de forma gratuita o bajo una módica cuota.

El universo de médicos disminuyó. Muchos implementaron diversas estrategias para atraer pacientes, aunque se debe mencionar que la economía influye mucho, ya que si el paciente no cuenta con los recursos suficientes, acudirá a un consultorio que le resulte más barato.

Es claro que es decisión de cada persona a donde acudir para recibir atención médica, a un consultorio público de una farmacia o uno privado.

“Lo importante es que el médico que los atienda sea certificado, lo que les otorgará confianza en la atención y las recetas que expida”.

Para el médico general privado, Abraham Velázquez, en los consultorios de las farmacias las prescripciones pueden ser correctas o no, ya que siempre es necesario valorar al paciente en más de una consulta, lo que no pasa en estos.

Una desventaja es que no se forma la relación médico-paciente porque las consultas son más rápidas.

“Lo correcto es explorar al paciente por medio de una revisión de pies a cabeza, hacerle estudios de laboratorio y darle seguimiento a los síntomas”, algo que si hacen los médicos privados, incluyendo estudios de laboratorio.

Destaca que la Cofepris disminuyó considerablemente el uso indiscriminado de antibióticos. Ahora depende de los pacientes a donde acudir.

Según su experiencia, muchos pacientes acuden a un consultorio de alguna farmacia y posteriormente a uno particular, cuando el padecimiento que los aqueja se torna serio, o bien, porque tiene dudas sobre la efectividad de los medicamentos que le recetaron.

Menciona que cuando recién se implementó esta medida la afluencia a los consultorios particulares disminuyó, incluso supo de algunos colegas que cerraron sus consultorios. Afortunadamente al paso de los años la afluencia se ha recuperado.

Recuerda que muchas personas percibieron de mala manera este cambio, dado que antes podían comprar antibióticos de forma automática en cualquier farmacia.

Destaca que para un médico profesional se deben prescribir de forma adecuada y responsable los antibióticos, porque actualmente hay mucha resistencia bacteriana a estos medicamentos.

El uso indiscriminado de antibióticos causa una resistencia a su efecto, la principal razón por las que se reguló su venta, sin embargo, desafortunadamente continúa arraigada la práctica de la automedicación, desde un analgésico hasta un antibiótico, sobre todo en el caso de los niños y adolescentes.

Algo que complica la atención de los pacientes es que en ocasiones visita a dos o más médicos antes de acudir a un médico profesional privado, por lo que llega multitratado, lo que ocasiona que el tratamiento que prescriban no haga efecto rápidamente.

Lo mejor es tener a un médico de cabecera, con la suficiente experiencia, en el cual confíe plenamente y sobre todo este certificado.