La textilería, un oficio que prevalece por los artesanos

La textilería, un oficio que se practica desde antes de la llegada de los españoles, hoy se encuentra en Comitán en manos de familias que históricamente se han dedicado a la elaboración de rebozos, tocas, zarapes, cortinas, manteles y servilletas.

En el marco del Día Internacional del Artesano que se celebra cada 19 de marzo, un grupo de artesanos del barrio de “La Lana”, hoy conocido como La Pila Seca, han cobrado notoriedad por el número de trabajadores que se dedican a la textilería.

El crecimiento del turismo en Comitán durante los últimos años, en particular la llegada de extranjeros y personas del centro y norte de México, han aumentado la demanda de la producción de textiles tojolabales caracterizados por coloridos bordados en el cuello y la manga.

El Parador artesanal “Mina de los Ángeles”, ubicado a la salida de Comitán a San Cristóbal, ha sido un escaparate para promover los textiles de la región.

De los 15 locales, uno de ellos encargado por el artesano Eloy Andonegui Gómez Pérez, originario de Comitán, se dedica a la elaboración de rebozos, tocas, zarapes y manteles, gracias a su padre Salvador Gómez Gómez, que lleva 30 años trabajando en este oficio.

El joven artesano explica que atrás de un rebozo o una servilleta, hay un largo proceso que tarda días y días para preparar las madejas de hilo, teñirlas, urdirlas, plegarlas y montarlas en el telar, para comenzar a trabajar.

El telar de pedal fue instalado en uno de los locales del parador turístico artesanal, explicó Eloy, para que los turistas puedan apreciar cuál es el trabajo que realizan los artesanos

Son alrededor de siete días los que transcurren para preparar el telar, una chalina se realiza con mil 80 hebras, 70 centímetros de ancho y 2 metros de largo, oscilan entre los 400 pesos.

En el segundo piso del parador artesanal se encuentra instalado un telar de chicote que sirve para tejer manteles, mantas, zarapes y cortinas, trabajos pesados que necesitan más de dos artesanos.

Eloy y Salvador son dueños de uno de los locales de los 15 que se encuentran instalados, dos locales de ropa típica, un comercio de ámbar y cerámica, un local dedicado a la talabartería, un taller de pirograbado, dos talleres de herrería artística y un restaurante en donde comercializan comida y dulces típicos.