Más de 78 mil almas visitaron el santuario de la virgen morena

Salieron el 9 de diciembre de Villaflores, llegaron el 12 a Tuxtla Gutiérrez. La fe mueve montañas y permite cruzarlas soportando frío, hambre, sed, cansancio. Los pies llegaron ampollados, los labios resecos, pero los rostros y corazones felices por haber cumplido la promesa y haber llegado a la meta: La parroquia de Guadalupe.

Justo a las 9:30 horas de ayer, se posó el primer pie de los peregrinos guadalupanos de Villaflores, sobre el libramiento Sur de Tuxtla Gutiérrez; eran del grupo “San Miguel Arcángel”.

¡Con Cristo y María todo se puede! resonó al unísono.

Una joven que tenía el gafete de “vicepresidenta” entonó el canto: “Ya llegó, ya llegó, la Virgen María ya llegó, lo siento en mis manos, lo siento en mis pies”, cantaba.

Atrás de ellos iba el grupo “San Sebastián” y más atrás “Fe con María”.

Cuando iban a la altura de la 18 Sur, sobre la Carretera a Villaflores, se detuvieron. Los jóvenes gritaron “bomba”. Y todos corrieron a protegerse. Un fuerte sonido estruendoso hizo que el suelo se cimbrara y que las personas salieran de sus casas. Al ver a los peregrinos, unos se molestaron. “Esto es un relajo, no dejan descansar tranquilos”, señaló un hombre. Pero una mujer arengó a los cansados peregrinos: ¡Soldados de Cristo!, Les dijo. Y agregó: ¡Con Cristo y María, todo se puede!

La Marimba de Cintalapa tocaba La Guadalupana. Los bandereros y agentes de Tránsito Municipal cerraban las vías para franquear el paso a los peregrinos.

Las gargantas seguían cantando: “Cuando yo era muy pequeño mi mamá me lo decía, hijo no seas peregrino porque aguantan hambre y frío, caminan noche y día”.

Varias versiones de La Guadalupana se oían por doquier. en una le cambiaron el estribillo que decía: “Ser guadalupano, ser guadalupano, ser guadalupano es algo esencial”.

A las 10:00 horas arribó el primer grupo de peregrinos guadalupanos de Villaflores a la Parroquia de Guadalupe en Avenida Central y 7a Poniente de la capital chiapaneca. Tres sacerdotes vestidos de blanco, asistidos por niños y niñas, rociaban el agua “bendita”.

Uno a uno desfilaron los grupos de Cristo Juez, Cristo Rey, San Juan Bosco, Señor de Esquipulas. En bicicletas, moto, auto, carriolas, brazos o a pie, llegaron niños, jóvenes, adultos y ancianos.

Los niños asistentes del párroco abrazaban la cubeta, mientas los peregrinos abrazaban la fe que los motiva a caminar y gritar “Sí se pudo, sí se pudo”.

“Dios bendiga su vida, su familia y su trabajo” decían los prelados mientras rociaban a los peregrinos. Algunos han hecho el recorrido desde 1965 con el grupo Señor de Esquipulas. El grupo Guadalupe Plan Chiapas lo hace desde 1999.

Agradecidos con la Virgen

Cada 12 de diciembre, en nuestro país se celebra a la Virgen de Guadalupe, una de las tradiciones más arraigadas en las comunidades que están al interior de México. Durante el peregrinar, se encuentra uno de todo: niños que imitan a sus padres, mujeres y hasta varones con algunos recuadros que muestran en las calles.

Los feligreses arribaron a la capital chiapaneca desde el pasado 1 de diciembre; la mayoría camina por una promesa hecha a la reina del Tepeyac. En este andar de cientos de kilómetros, encontramos a Mercedes Tadea Ramos Castellanos, quien desde los 15 años comenzó con las peregrinaciones; inician en Villaflores y culminan en Tuxtla Gutiérrez, en la iglesia de Guadalupe.

Un pañuelo rojo con la inscripción de “San Judas Tadeo” identifica al grupo que la acompaña, relata que su devoción más fuerte y lo que la motiva, desde hace 18 años para caminar varios kilómetros, es el agradecimiento de las bendiciones que recibe en todo el año.

Con una sonrisa en los labios, vistiendo blusa blanca y falda gris, así como la imagen de Cristo colgada en el pecho, relata que en tantos meses de caminata hasta el momento ha salido ilesa.

Finalmente, dice que más allá de las cosas buenas y malas, peregrinar es una muestra de amor y agradecimiento.