Prácticas extensivas afectan los suelos
Los investigadores han trabajado por más de cinco años en Chiapas con pequeños productores. Cortesía

La agricultura ocupa 36.8 % de la superficie en el mundo, según el Banco Mundial, y se estima que debido a prácticas inadecuadas en la región de América Latina y el Caribe produce 26.7 % de los gases de efecto invernadero que favorecen el cambio climático.

Sustentabilidad

Sus efectos en el medio ambiente incluyen la contaminación del agua, aire y suelo del planeta, por lo que es urgente transitar hacia una agricultura más sustentable que permita restaurar la Tierra.

Investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) promueven en Chiapas y otros estados del Sureste, en donde la agricultura es la principal actividad para millones de familias, nuevas prácticas agrícolas.

Una de ellas es el manejo de los rastrojos, que son los residuos agrícolas que normalmente se usan como forraje o se queman para “limpiar” la zona de cultivo, que podrían convertirse en el catalizador de acciones a favor de la Tierra.

Quemas agrícolas

Desde 1992, los técnicos en agricultura sustentable han investigado el efecto de las quemas agrícolas, documentando los beneficios de dejar el rastrojo sobre el suelo, puesto que ayuda a conservar la humedad, protege de la erosión, mejora la estructura del suelo e incrementa la cantidad de materia orgánica, entre muchos otros.

Al aprovecharlo para nutrir el suelo se evita que su combustión genere CO2 —uno de los principales gases de efecto invernadero— y otros gases contaminantes, pero también se evita que el suelo pierda importantes funciones ambientales, como equilibrar el clima, repartir las lluvias y capturar CO2.

Con la participación de gobiernos, empresas, universidades y sociedad civil, el Cimmyt ha impulsado campañas en diversos puntos del país para evitar las quemas agrícolas y fomentar el aprovechamiento del rastrojo.