Tejedores de palmas en riesgo de desaparecer
La elaboración de estos símbolos católicos está en peligro de desaparecer. Guillermo Ramos / CP

Una de las tradiciones más arraigadas en el catolicismo es la celebración del Domingo de Ramos, la cual marca el previo a la celebración de la Semana Santa, que en Chiapas en la experiencia de los “tejedores de palma” ha caído considerablemente y no se trata del consumo de estos elementos, sino la disminución en el flujo de fieles en las iglesias.

Festividad

Un pasaje bíblico apunta al origen de la celebración que hoy conocemos como Domingo de Ramos (Mateo 21: 1-4). El Domingo de Ramos da comienzo a la Semana Santa, ya que este día conmemora la entrada de Jesús en Jerusalén.

Para la tradición cristiana es un día en el que se conmemora un triunfo, la entrada de Cristo en Jerusalén y el reconocimiento de un rey.

Es conocido como Domingo de Ramos, debido a las ramas de palma que fueron puestas en el camino cuando Jesús entró en Jerusalén montado sobre un asno.

Esta tradición milenaria ha dejado una herencia en las comunidades autóctonas de Chiapas, un oficio que ha sido heredado de generación en generación, también ligado a la Semana Mayor.

Es el de “Tejedor del Palma”, cuyos hombres y mujeres refieren que cada vez quedan menos, pues cada año elaboran menos cruces de esta fibra natural por la falta de feligreses que se congreguen en grandes cantidades como antes ocurría.

Procedente de la comunidad Aguacatenango, municipio de Venustiano Carranza, Víctor Aguilar Méndez, de 60 años de edad, ha tejido este símbolo católico desde hace 50 años por herencia de su padre, con la poco conocida “Palma de Monte”.

Para buscar un ingreso extra a su oficio de campesino, arribó desde el día viernes 12 de abril a la capital chiapaneca, donde se ha quedado a dormir a un costado de la Catedral del San Marcos, a donde han arribado desde hace 12 años.

Acompañado de sus tres hijos, platica que cada cruz lleva un promedio de elaboración de media hora, con un costo de entre los 10 y 25 pesos, producción que ha bajado considerablemente debido a la bajas ventas que desde hace cinco años no se recuperan.

El tejedor revela que esta festividad había sido de gran relevancia. “Es Domingo de Ramos porque Dios está contento, la palma sirve para que los hombres le compartan su alegría”.

Según la Iglesia, la palma cobra un significado especial este día, en que se celebra una misa la cual comienza con la bendición de las palmas y ramos de olivo que llevan los asistentes. Durante la ceremonia de la misa se da lectura al relato completo y dramatizado de la Pasión, al que para darle mayor fuerza dramática suelen hacerlo entre tres celebrantes.

Las palmas acompañan la procesión triunfal de la entrada de Cristo en Jerusalén, recordando la leyenda que indica que “La Palmera” se inclinó para ofrecer sus frutos a María durante la huida con José y su hijo Jesús.

El campesino indígena refiere que su padre le enseñó a elaborar este producto que anteriormente se vendía en grandes cantidades, en ciudades como Comitán, San Cristóbal de Las Casas y Tuxtla Gutiérrez.

“Ahora la gente casi no compra, también vemos que ya no llega tantas personas como antes; como cuando vendíamos con mi padre, antes era mucho, muchas personas en las iglesias, nos quedábamos sin palmas en el domingo”, recordó.

En su visión y creencia católica esta falta de feligreses pone triste a Jesús, la costumbre se está muriendo, “se perderá, la Semana Santa lo toman para pasear, para descansar, no para honrar a Dios con las palmas”.

Estas fechas era también motivo de alegría para Vícto,r ya que representaba, al igual para otras familias de Amatenango del Valle, Carranza, Suchiapa, El Jobo y otras de la zona Altos, un ingreso significativo que aliviaba la difícil situación de la zona rural.

Aunado a esta situación, la inseguridad también ha tomado por sorpresa a su familia, ya que les fueron robadas algunas cobijas, zapatos y ropa.