La creciente adopción de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en diversos ámbitos políticos, económicos y sociales a nivel nacional, genera por un lado beneficios y nuevas oportunidades en diversos campos, pero también abre las puertas para nuevas amenazas.

Día con día los delitos e inseguridad en la red adquieren mayor importancia no solo por el aumento en su recurrencia, sino también por la falta de preparación a nivel mundial para responder ante ellos.

Según el reporte “Tendencias de Seguridad en América Latina y el Caribe” de la OEA, tan solo en México los costos anuales generados por ciberdelitos en 2014 ascendieron a 3,000 millones de dólares, afectando al sector público, privado y civil. Los riesgos en materia de seguridad cibernética que fueron denunciados incluyen desde malware, phishing y hackeos, hasta incidentes de fraude y extorsión, difamación, amenazas, robo de contraseñas, suplantación de identidad y acoso.

Si bien ya existen esfuerzos a nivel nacional para impulsar este tipo de seguridad, México aún sigue rezagado en este tema con un creciente impacto negativo.

De acuerdo con el “Índice Global de Seguridad 2014” liberado a inicios del año en curso por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el país cuenta con un bajo nivel de preparación ante ciberamenazas.

Resulta de gran importancia comenzar con la pronta elaboración e implementación de estrategias y planes nacionales que agilicen la transición hacia un ciberespacio seguro en que sea posible aprovechar al máximo los enormes beneficios que generan estas nuevas tecnologías.