Crece migración en tránsito en Zona Metropolitana

Pese a no ser una ciudad fronteriza inmediata, la capital del estado presenta un evidente crecimiento en el número de migrantes en tránsito y en contraparte, poco espacios de atención humanitaria a este sector.

De los pocos lugares en donde brindan ayuda a los migrantes, está el comedor de la Parroquia de Santo Domingo, sitio en el que otorgan alimentos sin costo, a las personas que están de paso y en condiciones por demás deplorables.

También existe una Casa del Migrante, ésta se ocupa de brindar un lugar donde pasar la noche a los migrantes, sin embargo, durante el día el lugar permanece cerrado, por lo que en el día tienen que caminar por las calles en busca de apoyos para continuar su periplo hacía el Norte de la República.

De acuerdo con la información que maneja la Casa del Migrante, Jesús Esperanza en el Camino; el flujo migratorio está arraigado en cuatro zonas, Costa, Fronteriza, Norte y Centro.

La zona Costa abarca Ciudad Hidalgo, Huixtla, Pijijiapan, Arriaga y Tonalá. En tanto en la Fronteriza los municipios con incidencias son Comalapa y Motozintla, en el Norte del estado Palenque y Malpaso cuentan con flujo de migrantes; por último en el Centro, únicamente hay presencia de indocumentados en Tuxtla Gutiérrez.

Ante los ojos ciudadanos y de las propias autoridades, los migrantes pasan desapercibidos, pero son fáciles de detectar, una mochila, una botella de agua y la forma de hablar es la particularidad para ser detectados.

Manuel de Jesús de la Cruz Velasco, coordinador de la cocina instalada en la Parroquia de Santo Domingo, fue entrevistado por Cuarto Poder, dando a conocer la manera en que subsiste este lugar que está abierto a personas en situación de extrema pobreza.

Ayuda humana

Enclavada en la 1a Calle Poniente Norte, la iglesia de Santo Domingo se ha convertido en el comedor comunitario más grande de Tuxtla Gutiérrez, en este lugar desde hace 10 años se brinda alimentos a migrantes y personas de escasos recursos, las cuales a diario abarrotan el lugar, atendido por creyentes católicos que realizan esta labor altruista sin devengar ningún sueldo, únicamente por el compromiso de servir a quienes menos tienen.

En torno a labor que realizan, Manuel de Jesús de la Cruz Velasco, detalló la manera en que opera el comedor comunitario, detallando que trabajan en coordinación con la Casa del Migrante, Jesús Esperanza en el Camino, siendo éste, el único albergue que opera en la capital.

A los indocumentados que son apoyados con techo en la Casa del Migrante, se les entrega un vale con el cual acuden a recibir sus alimentos a la parroquia de Santo Domingo, sin embargo, quienes no cuenten con ese papel, de igual forma reciben alimentos.

Pero la labor que realizan -dijo- abarca a personas que no cuentan con los recursos necesarios para pagar sus alimentos, a estos a los que son mexicanos, entregan un pago simbólico de cinco pesos, los cuales son usados para ir comprando los insumos necesarios para seguir brindando la atención.

Acuden

De la Cruz Velasco, detalló que otra manera de ir sosteniendo el comedor, es con recursos de la iglesia, producto de las ofrendas que dejan los fieles, además, de las donaciones que la ciudadanía lleva al enterarse la labor altruista que ahí realizan.

A diferencia de las personas de origen mexicano, las cuales entregan un donativo de cinco pesos, los migrantes por su propia naturaleza, reciben el apoyo sin que tengan que entregar un solo peso.

La necesidad de darle un enfoque de servicio a la iglesia católica, llevó a la creación de este lugar, siendo varias religiosas las que tomaron la iniciativa de ayudar a quien más lo necesita.

Correspondió al sacerdote Antonio Dávalos, fundar y desarrollar el proyecto que varias religiosas mantenían, entre ellas, la hermana Vicky y Guillermina, las cuales se dedicaron durante mucho tiempo a brindar sus servicios a los necesitados.

La información que maneja la Casa del Migrante, de Tuxtla Gutiérrez; es que desde Ciudad Hidalgo, los indocumentados se encuentran en riesgo, debido a que en los vagones del tren, pandilleros acechan a sus víctimas para despojarlos de sus pertenencias.

Los migrantes que a diario arriban a Chiapas, por cualquiera de las cuatro zonas, además, tienen que enfrentarse a los correteos de personal del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes en cada garita les hacen ver su suerte.

En información publicada en un tríptico, la Casa del Migrante explica que estas personas huyen de sus lugares de origen, ante el flagelo creciente de la pobreza, la desigualdad y sobre todo el deseo de acceder a una mejor forma de vida.

La Casa del Migrante es auspiciada, por las actividades del sacerdote Alejandro Solalinde, el cual llama en su hermética información, a todos los católicos a comprometerse a proporcionar ayuda humanitaria y apoyo gratuito a los migrantes.