Cuevas, entradas a los tres inframundos zoques

La tarde del pasado jueves se llevó a cabo en el vestíbulo del Museo Regional de Chiapas, las ponencias «La Cueva de la Garrafa» y «El inframundo zoque», ambas complementarias de la cosmovisión prehispánica que aún hoy puede ser percibida.

Los ponentes de las conferencias fueron Elise Linares, arqueólogo especialista en el tema de cuevas y Laureano Reyes Gómez, doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de la Frontera Sur, investigador adscrito al Instituto de Estudios Indígenas de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), (en donde se especializó en la cultura zoque) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Los hallazgos en la Cueva de la Garrafa

En el año de 1978, Patricio Ángel Morales, un habitante de la localidad de Buenos Aires, perteneciente al municipio de Siltepec, Chiapas, hizo el hallazgo de jícaras laqueadas y textiles cuyo análisis posterior arrojaría que son los mejores de los que se tenga conocimiento a la fecha en toda la Mesoamérica prehispánica.

Este hallazgo llegó a oídos de una monja, que fue quien a su vez relató los hechos a la arqueóloga María Elena Landa, investigadora del entonces Centro Regional Puebla - Tlaxcala del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Los extintos Centros Regionales

En aquella época el INAH no contaba con delegaciones estatales, tenía jurisdicciones regionales que abarcaban más territorio, por esta razón no podía dársele una atención tan oportuna como ahora.

Chiapas pertenecía al Centro Regional del Sureste junto con otros estados entre los que se encontraban Veracruz y Oaxaca, al ser más grande el territorio de esta jurisdicción, cuando María Elena Landa envió a las oficinas centrales del INAH el oficio en el que informaba acerca de los descubrimientos, pasó un lapso de dos años antes de que se tomaran cartas en el asunto.

Debido a que Maria Elena Landa era investigadora perteneciente al Centro Regional Puebla -Tlaxcala en el centro del país, no le correspondía trabajar en el rescate de los hallazgos, aun así procedió a realizar avances y envió material al centro del país para su estudio.

Los vestigios encontrados en las cuevas

Cuando el proceso administrativo concluyó y se procedió al rescate, las cuevas ya habían sido indiscriminadamente saqueadas, no obstante aún se encontró numerosas vasijas laqueadas, un trozo de papel de amate, textiles de algodón característico de Mesoamérica, tapetes y cestos de palma; en el interior de uno de estos cestos se encontró el cadáver momificado de una niña.

Los vestigios fueron analizados y los resultados arrojaron que, por un lado las vasijas tenían influencia mixteca y de otras culturas prehispánicas del centro del país, con las que seguramente los habitantes de esa zona de Chiapas habían mantenido trato comercial y por ende cultural.

Por otro lado, los textiles utilizaban tinturas de origen animal, que luego de ser restauradas, eran visibles los colores azul turquesa, verde oscuro y claro, principalmente; en cuanto al motivo de dichos textiles, representaban al monstruo de la tierra y de las aguas subterráneas y a otras deidades de diferentes culturas.

En cuanto a la momia, los análisis que se le hicieron arrojaron que no fue resultado de ningún sacrificio, falleció de causas naturales (se cree que de difteria) y se conservó bien por las características de la tierra, desprovistas casi de humedad.