No parecía domingo. Las calles de la capital chiapaneca lucieron atestadas de autos y personas, especialmente en el primer cuadro de la ciudad.

Unos entraban, otros salían. Unos llegaban con expectativas, otros retornaban felices. No se ha reportado incidencias.

Un niño camina de la mano de su madre que lo guía entre el “mar” de autos y de gente, sobre la 1a Sur. Van a la altura de la 4a Poniente.

La progenitora y el infante lucen pobres, sencillos. No van en caravanas de autos, como muchos. No portan antorchas ni globos, ni paliacates rojos. Menos tuvieron una imagen que cargar. Pero van felices. Pudieron pasar a la parroquia de Guadalupe y por un momento llenaron su corazón con fe y esperanza.

Por eso aunque a pie, van felices, rumbo a la parada de la Ruta 33, en la 1a Poniente y 7a Sur.

Como ellos, cientos caminan de norte a sur, de sur a norte, de oriente a poniente y de poniente a oriente.

Los autos van a vuelta de rueda en los cuatro puntos cardinales. Desde la 9a Sur a la 9a Norte, desde la 11 Oriente a la 11 Poniente, todo está congestionado.

Pero no se oyen claxonazos, ni insultos. Todos respetan el pausado avance del coche que va adelante. Entienden que es por la época. La mayoría va al templo de Avenida Central y 7a Poniente. Otros vuelven de allí. Muchos solo van o regresan de compras.

Y en los libramientos de Tuxtla la situación no es diferente. Largas filas de autos que van y vienen. Algunos están ingresando para ver a su familia. Otros van de salida con el mismo fin.

En la zona aledaña al templo de Guadalupe, se bloqueó la circulación conforme a lo anunciado.