Disputan el control grupos en la Policía de Tuxtla

Carlos Gallegos Curiel, jefe del Estado Mayor de la Secretaria de Seguridad y Tránsito Municipal en Tuxtla Gutierrez, está supliendo las funciones de Octavio Lozoya Uribe, secretario de la misma dependencia municipal y al mismo tiempo un tercer grupo encabezado por uniformados disidentes desobedece a ambos personajes, dividiendo a la Policía de la capital del estado.

Esta fragmentación en la SSyTM se evidenció el día de ayer, en la instalación del llamado “Jueves Ciudadano” del alcalde Fernando Castellanos, donde hubo empujones, golpes y encierros forzados de ciudadanos.

Y es que el secretario de Seguridad y Tránsito Municipal no está en funciones, quien realmente está operando toda la seguridad en la capital del estado es Gallegos Curiel, quien antes fue guardaespaldas del exgobernador Pablo Salazar y después director de Tránsito Estatal, “donde acumuló denuncias por abusos y vínculos con la delincuencia organizada”, narraron los agentes policiales que protagonizaron el incidente.

“El dizque secretario está tratando de modificar horarios y comisiones, pero también nos quiere apoyar con incrementos en servicios, el segundo nos llegó a mentar la madre y a querer desarmar, argumentando que no tenemos acreditados los exámenes de Control y Confianza, pero eso es solamente una forma de quererse hacer notar en la política”, dijo el comandante operativo que por seguridad se llamó “Águila”.

Apenas ayer, Gallegos Curiel pidió cerrar las puertas del Ayuntamiento y despejar el resto de accesos, pero también el secretario nos indicó cerrar el estacionamiento y abrir el Palacio. Finalmente nosotros tomamos desiciones para evitar afectar a los ciudadanos que estaban encerrados y otros sin acceso, por lo que ya pensamos en una desobediencia masiva, puntualizó.

Es por eso que al interior de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal hay tres líneas de mando: la de Octavio Lozoya, el jefe que nadie obedece, la del prepotente de Gallegos Curiel que ordena a mentadas de madre y todos rechazan, y la de los uniformados que organizados al interior estarían planeando un posible motín.

Este escenario no sería atípico para los funcionarios municipales, pues en la época de Pablo Salazar, las policías estatales en ese entonces dirigidas por Mauricio Gándara Gallardo, otro funcionario de Fernando Castellanos, desconocieron a sus directores y secretarios.