El año de los 40 millones de turistas

Aunque aún no están disponibles las cifras oficiales del turismo al cierre del año que, recientemente concluyó, es factible anticipar que el número de llegadas de turistas internacionales al país superará los 38 millones; con ello, México se mantendrá como uno de los 10 destinos más visitados (probablemente en la séptima posición). Así las cosas, será prácticamente un hecho que al concluir este 2018, por vez primera, se superará —ampliamente, incluso— la marca de los 40 millones de turistas internacionales.

En este orden de ideas, conviene recordar que tanto en el mundo, como en México, a pesar de un enrarecido entorno producto de complicadas condiciones geopolíticas —brutales atentados terroristas incluidos—, devastadores fenómenos naturales, alta volatilidad económica y otras vicisitudes, el turismo ha demostrado, una vez más, su extraordinaria capacidad de resistencia debido a su fortaleza estructural. Apenas una década atrás, el fenómeno turístico —nuevamente, en México, y en el planeta—, enfrentaba la peor crisis de la historia moderna; hoy, en la recta final de la segunda década del siglo, el turismo –medido en función del movimiento de turistas internacionales– crece de manera formidable: estimaciones de la Universidad Anáhuac sitúan dicho ritmo de expansión para 2017 en 6% en el mundo y casi 10% en México.

Sin duda, y en contraste con otras actividades económicas del país, la industria turística nacional florece, prueba de ello es que de acuerdo con el último registro del Inegi —segundo trimestre 2017—, el PIB turístico aumentó en 5.6% en comparación anual, en tanto que el PIB total crecía sólo 1.9%; de igual forma, es oportuno subrayar que la Balanza Turística alcanzó en los primeros 10 meses del año un superávit de 8.7 miles de millones de dólares —mmdd— (14.3% por arriba del mismo periodo del año anterior), mientras que en el mismo periodo la Balanza Comercial mantuvo su crónico déficit (11.1 mmdd), habiéndose registrado también déficits en la Balanza Petrolera 15.1 mmdd y en la Balanza Manufacturera 2.3 mmdd.

No obstante todo lo anterior y como lo hemos mencionado en diversas ocasiones en este mismo espacio editorial, de ninguna manera se puede asumir que el turismo florece por una suerte de generación espontánea; en esta misma lógica hay que reconocer que los beneficios asociados al desarrollo turístico no son un secreto y, por ende, los gobiernos de diferentes latitudes ejecutan políticas públicas para potenciar la atracción de visitantes, buscando promover el empleo, la obtención de divisas, la redistribución del ingreso, el desarrollo regional y la captación de impuestos. De esta forma, la industria turística global responde a condiciones de intensa competencia y de alta globalización sin enfrentar, prácticamente, barreras proteccionistas como sucede con otras actividades comerciales. Vale la pena destacar que esto es válido tanto para pequeños países como para el caso de las grandes potencias mundiales: seis de los 10 países que más turistas reciben en el orbe son, también, seis de las 10 más grandes economías del mundo (Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Italia y Reino Unido).

El 2018 es un año de grandes desafíos para México (elecciones, TLCAN en riesgo, volatilidad económica, corrupción rampante y perenne inseguridad) y aunque, como afirmamos al inicio de esta entrega, es muy probable que se supere la barrera de los 40 millones de turistas, los riesgos para la actividad no son menores. Tan solo por mencionar el más evidente, la escalada de violencia registrada en Baja California Sur, así como la inseguridad presente en otros destinos turísticos no solo seguirán alimentando los ‘travel warnings’ emitidos por gobiernos extranjeros, sino que constituyen una auténtica bomba de tiempo que en cualquier momento puede explotar.

Es cierto, el país ha avanzado en la edificación de destinos y empresas turísticas competitivas, y sin dejar de reconocer lo abrumador del desafío de garantizar la seguridad tanto para los visitantes como para los residentes, el arribo a la multicitada cifra de los 40 millones de turistas internacionales, bien puede marcar una oportunidad para revisitar la agenda del turismo mexicano, de forma tal que no solo se mantengan sus actuales contribuciones a la sociedad, sino que se logren sentar las bases para aprovechar todo el potencial que este prodigioso país tiene en la materia que nos ocupa… ¡qué así sea!