¿El penacho era realmente de Moctezuma?

Después de una renovación integral que duró tres años y con la expectativa de duplicar la afluencia el Weltmuseum Wien (Museo del Mundo de Viena), antes Museo de Etnología, reabrió sus puertas.

La ubicación del recinto, en el Palacio Imperial de Hofburg, sede de la realeza austriaca por seis siglos, reafirma el origen de su colección, al igual que el resto de los museos ahí edificados.

El museo remozado ocupa 4 mil metros cuadrados en dos pisos (la exposición permanente está en el nivel superior), y posee una colección etnográfica de 250 mil piezas de los cinco continentes. Es tan vasta, que sólo se muestra al público 1.5 por ciento.

Una de las piezas estelares del museo es el Penacho de Moctezuma, objeto de plumas de quetzal y otras aves, único, central en el imaginario colectivo mexicano y símbolo aparente de reclamo patrimonial nacional par excellence, hasta ahora frustrado.

Sin embargo, el “penacho” debería apreciarse per se, por su belleza, antigüedad y rareza, cualidades suficientes para amarlo, y no por simbologías adosadas ajenas a la realidad.

En entrevista con La Jornada, dos de las máximas autoridades del Museo del Mundo de Viena, encargadas de su custodia, así como un especialista mexicano, invitan al lector a navegar por las pantanosas aguas del mito y conocer tantos equívocos en torno de esa obra de arte plumario.

Al respecto, los argumentos sustanciales son: ningún gobierno mexicano ha reclamado oficialmente el penacho a Austria y hasta hoy no se tiene prueba alguna de que ese objeto hubiese pertenecido a Moctezuma, o por lo menos no fue uno de sus ajuares fundamentales.

La copia mostrada en el Museo Nacional de Antropología (MNA), en la Ciudad de México, paradójicamente es una mímesis acrítica de la museografía austriaca, que inicialmente así la expuso por creerse un objeto distinto (no un tocado), y más tarde mantenida por motivos de conservación. México debería desligarse de aquella y exhibirla en su aspecto presumiblemente original, tridimensional, no plano.

Johannes Neurath, de origen austriaco, subdirector de Etnografía del MNA, explica: “La atribución penacho de Moctezuma surgió a finales del siglo XIX por la especulación de (Ferdinand von Hochstetter), curador del Museo de Historia Natural de Viena. No es un emblema de la realeza mexica, porque el tlatoani usó una diadema de turquesa. La copia que se exhibe en el MNA no se parece mucho a la pieza de Viena, pero la hizo un señor Moctezuma, así que la nominación Penacho de Moctezuma es en este caso apropiada”.

A la pregunta: ¿Si el nombre “Penacho de Moctezuma” es un término engañoso, por qué no sustituirlo por una denominación científica?, Gerard van Bussel, responsable de la colección de América del Norte y Mesoamérica del Weltmuseum Wien, responde: “Tal término es utilizado por el gran público, no por los especialistas. El grado de desconocimiento del objeto lo sitúa aun en un estado en proceso de entendimiento, lo que impide utilizar una terminología definitiva. A lo largo de los siglos, desde el primer inventario de 1596 y en los siguientes, fue descrito de diversas formas (sombrero, delantal, capa, estandarte y tocado), prestándose a tal heterogeneidad. “Más tarde, después de que el tocado se conoció en el siglo XX, muchas personas, por supuesto, teorizaron respecto de su uso: ¿habrá sido un tocado para los gobernantes? o ¿era de los dioses más importantes? O bien, ¿era para los sacerdotes? Es un tema que debe debatirse”, añade.