El templo de San Lorenzo Mártir en Zinacantán
El Templo de San Lorenzo Mártir en espera de rehabilitación. Archivo /CP

El templo de San Lorenzo Mártir, en Zinacantán, es una de las joyas arquitectónicas de México y del mundo. La iglesia de origen colonial, remodelada a principios del siglo XX, forma parte esencial de la vida económica de la zona, por la afluencia turística que la visita.

San Lorenzo representa para los zinacantecos la fe y la esperanza para que les vaya mejor cada día. Representa la máxima espiritualidad, porque le tienen devoción.

Con un ritual religioso en el cerro del Tzontehuitz, del municipio de Zinacantán, se da inicio a las festividades en honor a San Lorenzo Mártir, lugar donde según los pobladores tsotsiles apareció la imagen del santo patrono de este municipio.

Al respecto, el alcalde Manuel Martínez dijo que el pasado siete de septiembre, el sismo de 8.2 grados dejó severas afectaciones a la iglesia de San Lorenzo, siendo éste uno de los 54 templos que sufrieron daños durante el fenómeno en Chiapas.

El alcalde anunció que el 15 de diciembre iniciaron los trabajos de remodelación de la iglesia de Zinacantán, y agregó que esperaron pacientes la rehabilitación, al presentar daños en el 80 por ciento de su estructura.

Dijo que la Secretaría de Cultura será quien aporte el recurso para la rehabilitación, y a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se supervisará el material de las obras que usarán para arreglar los daños, obra que pretenden concluir en agosto de 2018, antes de las celebraciones del santo patrono de Zinacantán.

“El daño principal es en la estructura, grietas en paredes, columnas, campanario y pérdida del tejado principal. En este edificio que desde su edificación hace 100 años, no había tenido la necesidad de ser rehabilitado”, comentó.

Respecto al turismo, dijo que a partir del sismo ha bajado poco la presencia ya que se ha generado pánico, anteriormente recibían un mínimo de 500 turistas al día.

Por lo pronto, comentó, los habitantes construyeron una galera para resguardar las campanas que se tocan tres veces al día, como tradición en el municipio.

“Las 59 comunidades respetan mucho las campanas, la más grande fue encontrada enterrada en un cerro, y los habitantes las han venerado mucho; ahora hacen guardia de 24 horas para resguardarlas, nadie puede tocar nuestras campanas, más que los sacristanes y encargados de la iglesia, después del sismo”, dijo.

Finalmente, añadió que protegen a las 35 imágenes religiosas que pertenecen al templo de San Lorenzo, pues algunas tienen más antigüedad que el propio edificio.

Cabe destacar que el santuario afectado por el terremoto, tardó en ser construido, 100 años, de 1925 a 1935.