Miembros de la organización de veteranos American Legion rindieron hoy un homenaje, como lo hacen desde hace 90 años, al piloto mexicano Emilio Carranza, en el lugar en que murió al desplomarse su avión el 12 de julio de 1928 en el condado de Burlington, Nueva Jersey. 

Los integrantes de la American Legion Post 11 continuaron este sábado con la tradición realizando la ceremonia en honor del piloto mexicano en el Memorial Carranza.

La ceremonia, que se efectúa durante el sábado más cercano al aniversario de la muerte de Carranza, congrega cada año entre 150 y 200 personas, invitados a celebrar al joven aviador mexicano que falleció durante un viaje que tenía cómo misión promover la paz y la amistad entre México y Estados Unidos.

Carranza tenía apenas 22 años, pero ya se había destacado en México por sus acciones militares como aviador.

Se convirtió en un héroe nacional en mayo de 1928, al volar más de tres mil kilómetros sin escalas desde San Diego, California, a la Ciudad de México en 18.5 horas, el tercero más largo en solitario en ese entonces.

Semanas después de esa exitosa hazaña, Carranza fue seleccionado para realizar un vuelo para promover la paz y la buena voluntad entre México y Estados Unidos, volando de la Ciudad de México a Washington D.C. y luego a la ciudad de Nueva York y después de regreso a México sin escalas.

El vuelo tenía como objetivo responder al gesto de buena voluntad efectuado un año antes por Charles Lindbergh, con el mismo motivo. Carranza, ya era considerado entonces el Lindbergh mexicano.

Carranza inició el vuelo desde Balbuena, en la Ciudad de México, la mañana del 11 de junio con la intención de llegar a la capital de Estados Unidos. Sin embargo, el mal tiempo lo obligó a descender la madrugada del 12 de junio en Mooresville, Carolina del Norte.

Tras varias horas de recuperación, Carranza completó su vuelo el mismo día y fue recibido por un desfile de bandas militares, reporteros de todo el mundo y el presidente Calvin Coolidge en Washington D.C., antes de proseguir a Nueva York.

El 17 de junio, continuó su vuelo a Nueva York en el Excélsior y fue recibido por el alcalde Jimmy Walker, quien le entregó la llave de la ciudad de Nueva York.

Mientras estaba en Nueva York, fue invitado a revisar las tropas en West Point, un honor nunca otorgado a un funcionario visitante con el rango de Capitán.

Tras posponer su regreso a la Ciudad de México en varias ocasiones, finalmente después de una salida bien anunciada, intentó iniciar su vuelo el 12 de julio.

Sin embargo, después de que muchos funcionarios del aeropuerto y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos le advirtieran que no era propicio y ante los informes de una tormenta eléctrica pendiente, Carranza anunció que cancelaba su partida una vez más.

De vuelta en el hotel, la cena de Carranza fue interrumpida por un telegrama que llegó y en el que el entonces secretario de Guerra y Marina, general de división Joaquín Amaro, le ordenaba que regresara de inmediato a México.

Carranza fue al teléfono y pidió que su avión estuviera listo para su partida inmediata.

Carranza despegó durante la noche con mal pronóstico meteorológico y poco después, el joven piloto se estrelló contra las copas de los árboles en el Bosque Estatal Wharton, de Nueva Jersey, tras haber volado apenas unos 150 kilómetros.