El hambre apremia a Hernán Cortés y a su ejército. La selva, poco a poco, enloquece al conquistador, quién se encuentra en la ruina moral tras sus actos en la conquista de México.

Al lado de él, la Malinche demuestra el cansancio y el desgaste de viajar a Las Hibueras, un territorio inexplorado para los conquistadores. También expresa su amor por Cortés, que quebrantado, la llevará a cobrar venganza. Y Cuauhtémoc, derrotado, emerge por última vez para demostrarle a Cortés que el espíritu y la fuerza son la insignia de alguien que una vez fue el tlatoani del pueblo mexica.

Esta es la premisa de la ópera El vencedor vencido, dirigida por el reconocido compositor Federico Ibarra, que tuvo como libretista al escritor Enrique Serna y a Hernán del Riego encargado de la puesta en escena. La emblemática obra tuvo su estreno mundial, con sala llena, en el auditorio principal del Palacio de Bellas Artes.

En la trama, que es señalada por Serna como el quiebre moral y espiritual de Cortés, el conquistador español padece hambre y sed por un viaje a Las Hibueras, territorio inexplorado para los españoles. La comida escasea y pide a sus hombres que, a toda costa, traigan alimentos. En su tropa, españoles y mexicas viajan juntos, y entre ellos, un abatido Cuauhtémoc. Por el hambre, Cortés comienza a alucinar y viejos recuerdos vuelven a su mente. Particularmente de su esposa Catalina, asesinada por sus propias manos, quien viene a atormentarlo por sus crímenes.

En otro instante, Cuauhtémoc, con el orgullo de haber sido un tlatoani, trata de levantar a los mexicas esclavos que forman parte del viaje. Planea una rebelión, pero el final será trágico e inesperado. Un momento tenso en la historia se suscita cuando los músicos de Cortés, quienes fueron llevados por el español para amenizar su viaje, enfrentan el golpe del hambre.

Al atravesar el momento más duro, uno de ellos muere y es canibalizado por sus compañeros; una muestra de que los conquistadores que vinieron a volver la tierra sana también estaban malditos.