En la temporada tres de la serie El juego de las llaves, lo fuerte no son las escenas de sexo o las situaciones que proponen en la trama, sino los temas que un grupo de adultos enfrenta, desde la paternidad inesperada hasta la disfunción sexual y el peso de la edad.

“Para nosotros es muy bueno hablar en la ficción de temas que, aunque existen, no los podíamos poner sobre la mesa, pero ahora se exponen y generan un poco de conciencia, o abren la conversación en las parejas de ciertas cosas, que a lo mejor viendo la serie te llevan a pensarlo”, dice Alex de la Madrid, quien junto a Cassandra Sánchez-Navarro y Mauricio Garza, integran el elenco.

En esta ocasión el trío que conforman Bárbara (Fabiola Campomanes), Carmen (Helena Haro) y Leo (Hugo Catalán) abre un negocio donde la gente puede realizar sus fantasías y lo llaman “El Edén”; ahí los matrimonios de Olivia (Gaby Espino) y Samuel (Alex de la Madrid), y Daniela (Cassandra Sánchez-Navarro) y Rodrigo (Mauricio Garza) entran bajo su riesgo al juego de las llaves (intercambiar parejas) con inesperados resultados.

Hugo Catalán explica que, si bien desde la primera temporada las escenas de sexo han sido subidas de tono, el objetivo siempre ha sido poner frente al espectador a estos seres humanos con todo aquello que les pesa, duele y les impide ser felices. La tercera entrega, que se estrena por Prime Video, no es la excepción. “Conflicto es igual a acción, es lo que como actor te da el material para trabajar, desnudarte es más fácil, al menos para mí”, comparte Catalán, algo con lo que Cassandra no está del todo de acuerdo.

Para la actriz fue complicado romper la timidez que comparte con su personaje de Daniela, una ingeniera que lleva un matrimonio sin sorpresas: “Fue un reto tener la seguridad suficiente para hacer las cosas que hice, tener la concentración necesaria, porque en estas escenas hay 40 personas alrededor vestidas de negro que se encargan de la iluminación, el maquillaje... Nunca es tan sensual de verdad”.

Aunque Mauricio Garza asegura que no es una historia aleccionadora, sí le muestra al espectador que en la vida de pareja no hay que dar nada por hecho, sino siempre buscar la forma de avivar el fuego en la relación.