El parachico fue una figura no muy grata
Parachicos en Chiapa de Corzo. Darwin Mendoza

¿Qué representaba el parachico hacia la década de los 40? ¿Cómo era visto este personaje que ahora es un referente de la cultura chiapaneca y símbolo de la Fiesta Tradicional de Enero que comenzará sus días de mayor actividad?

El doctor Eduardo Alberto Vargas sostiene que hacia los años 40, el personaje central de la Fiesta Tradicional era temido, sobre todo por las muchachas y por cierto sector de la población.

Recuerda que hacia la mitad del siglo XX los parachicos eran muy diferentes a lo que son hoy, y esto no solamente por su figura sino también por la cantidad de personas a las que convocaba este personaje.

Alberto Vargas señala que hacia la década de los 40 aún había reminiscencias de lo que fue el conflicto entre Mapaches y Carrancistas derivado de la Revolución mexicana, y cuenta que por esa razón los parachicos salían vestidos de charros con una abotonadura de plata y algunos hasta se ponían espuelas en la parte baja de sus botas.

“El parachico era una persona que daba un poco de temor, sobre todo a las muchachas, que se escondían de ellos. También, por ejemplo, en los mercados entraban y saqueaban lo que podían; era una figura no muy grata para las personas, se les veía con un poco de recelo porque la juventud de esa época era una juventud brusca que no se tentaba el alma para buscar pleitos o para participar en borracheras”, relata.

“Con el tiempo esto ha cambiado; ahora el parachico es una figura hasta cierto punto decorativa, que va bailando con mucha calma, con un pasito muy corto. Digamos que va siendo la venia de lo que es el verdadero parachico, que es el conjunto central, el corazón de la Fiesta Tradicional de Enero”, sostuvo.

Eduardo Vargas complementó su información manifestando que, ante todos esos cambios que se han suscitado, el papel del patrón de los Parachicos, Rubisel Gómez Nigenda, tal y como lo quiere desarrollar, es similar al papel de López Obrador haciendo un cambio total y rescatando lo que se pueda rescatar todavía.

“Es importante que vaya a las escuelas, haciendo talleres, rompiéndose el espinazo para intentar hacer algo que rescate todo lo que se ha perdido, por lo que es una labor titánica que creo que va a llevar tiempo y esfuerzo, porque hay que cambiar la mentalidad de la persona que sale como parachico”, opina.

Para Eduardo, la persona que se viste de este personaje debe tener en cuenta no solo a San Sebastián sino lo que este representa, y más allá de eso, lo que representa el patrón, que es un intermediario de los dioses antiguos chiapanecas y la religión cristiana. “Es un mediador”, afirma.