ENAH, en ruinas e ignorada

“Aunque no se vea en las instalaciones o en el exterior, los problemas en esta escuela están desde que yo entré a estudiar, hace más de cinco años, y siempre han tenido que ver con la reducción de las clases y con el despido de los profesores de asignatura”, dijo a este diario una alumna egresada de la carrera de Historia de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), quien prefiere mantener su identidad en confidencialidad debido a que actualmente es becaria y teme perder el apoyo económico que tiene si pronuncia una queja pública.

Ella, como cientos de alumnos, son testigos de la precariedad en la que la ENAH se desarrolla día a día. El 23 de febrero pasado, alumnos bloquearon Periférico Sur debido a que los trabajadores de intendencia y limpieza no había recibido su salario en más de un mes.

Tras la presión, el director de la ENAH, Víctor Acuña Alonzo, acordó realizar los pagos pendientes y revisar la contratación de los empleados, quienes laboran bajo un esquema de outsorcing. El 1 de abril, Acuña Alonzo participó en el conversatorio del INAH “El problema de la educación en el sector cultura”, coordinado por el investigador Bolfy Cottom, en donde se abordaron distintos problemas que rodean a la ENAH.

En esa ocasión, Acuña Alonzo apuntó que ha habido una reducción del presupuesto de la escuela. “Esa lista de problemáticas, son centenas, podríamos desglosar aquí y no terminaríamos nunca, pero podemos priorizar. Ya se ha hablado de la reducción del presupuesto, pero también de cómo se administra, de los tiempos, de la burocracia y de cómo acceder a ese presupuesto y cómo hacer que se haga un buen uso de los recursos”, expresó.

En contraste con la reducción de presupuesto que apunta Acuña Alonzo, el 2024 fue uno de los años en los que el INAH recibió más recursos federales. El Instituto recibió 8 mil 6 millones 560 mil 385 pesos para 2024, lo que representó un aumento de 3 mil 267 millones de pesos frente a 2023, pero gran parte de esos recursos se utilizan para obras y adquisición de terrenos alrededor del Tren Maya.

Lo dicho por el director de la ENAH se puede reflejar en los pasillos, salones y espacios de la institución educativa. “Es extraño comparar la escuela antes y después de la pandemia. Cada vez la veo más vacía, creo que cada vez más los compañeros pierden interés en entrar a sus clases. Hubo un tiempo en el que la escuela estaba llena, había actividades deportivas, culturales, pero desde 2019 se ha venido perdiendo el interés”, dice a este diario una profesora del área de Lingüística, quien prefiere omitir su nombre.

La profesora relata que son pocos los alumnos que se inscribieron este semestre a su clase. Letreros con leyendas como “No más despidos de las y los profesores de asignatura de la ENAH” o “Regularización urgente de la estructura de la ENAH” cubren las paredes de los pasillos y de las oficinas administrativas de la institución de educación superior, probablemente una de las más importantes en América Latina en la enseñanza de arqueología, antropología, historia y lingüística.

En un recorrido, se pudo apreciar la poca cantidad de alumnos que asisten a clases. Salones vacíos y pupitres sin utilizar son comunes en los dos edificios destinados a las clases de licenciaturas y posgrados.