Estrategia Nacional de Lectura, aún pendiente

A cien días del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la Estrategia Nacional de Lectura (uno de los ejes de su programa de cultura) aún no es más que una sucesión de acciones aisladas y controvertidas que ha puesto en marcha Paco Ignacio Taibo II a través del Fondo de Cultura Económica.

Desde esa instancia federal que absorberá a la red de librerías Educal y a la Dirección General de Publicaciones, se han emprendido rutas de librobuses llamadas “Libros a bordo”, se ha lanzado Vientos del Pueblo, una colección de libros económicos, y se han emprendido remates de libros que estaban en bodegas, pero será hasta el mes de abril cuando presente un plan más delineado.

El próximo 23 de abril, Día Mundial del Libro, Eduardo Villegas, coordinador nacional de Memoria Histórica y Cultural de México presentará las acciones concretas, la población que será impactada y las metas específicas que esperan alcanzar desde esta Estrategia que está radicada en Presidencia, pero que realizarán diversas dependencia de las secretarías de Cultura, Educación Pública, Turismo e incluso Conacyt.

Sin embargo, expertos en el tema del libro y la lectura, como Tomás Granados, Juan Domingo Argüelles y Gerardo Ochoa Sandy cuestionan que a la fecha no se ha presentado ningún plan y siguen en las definiciones. Ochoa Sandy asegura que luego de cien días de gobierno más cinco meses de transición aún no hay un proyecto de trabajo: “No saben lo que se ha hecho en el pasado ni lo que hace hoy la SEP ni bibliotecas. Parafraseo al clásico: ‘Llegaron a aprender’”.

Granados comparte la idea: “Han pasado ya demasiados meses para hacer diagnósticos, debió haber uno previo a la campaña para nutrir el contenido del programa electoral; una vez ganada la elección hubo meses de sobra para hacer diagnósticos, pero ya han pasado más de tres meses desde la toma de posesión; es un compás de espera demasiado largo. Qué bueno que la Estrategia Nacional de Lectura esté cerca de la Presidencia, qué malo que tarde tanto”.

Primera meta

En entrevista, el coordinador de Memoria Histórica y también encargado de elaborar la Estrategia Nacional de Lectura con todas las dependencias públicas que trabajan en el fomento del libro y la lectura, de las secretarías de Cultura, Educación Pública, Turismo y Conacyt, asegura que el 23 de abril presentarán las acciones en términos de compromisos que tendrá cada dependencia. “Las acciones que vamos a entregar no son acciones que va a realizar Presidencia”, pues en realidad él junto con un equipo de seis personas serán vinculantes de esas dependencias y vigilantes de que esas dependencias cumplan sus compromisos”.

“La Estrategia Nacional de Lectura radica en Presidencia, no es una nueva dependencia, no cuenta con un aparato adicional, pero sí las dependencias deberán cumplir una función adicional, y mi función es simplemente convocarlos, hacer que se escuchen entre ellos, reorientar las cosas, pero no se trata que ahora desde arriba les voy a decir qué y cómo lo van a hacer”, señala Villegas, quien reconoce que él no es el jefe ni de Marx Arriaga, director general de Bibliotecas, ni de Paco Taibo, gerente editorial, encargado de despacho del Fondo de Cultura Económica.

Tomás Granados puntualiza: “Celebro que las acciones de promoción a la lectura estén tan cercanas a la Presidencia, quiero creer que eso significa que es de la más alta prioridad en las actividades culturales, educativas y económicas del gobierno, pero lo deseable es que hubiera una política estructurada y orgánica que tuviera diversas acciones, pero todas están en base a ejes que yo sigo sin ver”.