Leen cuentos en la Zona Rosa

Con el fin de difundir la obra de la escritora mexicana Amparo Dávila se llevó a cabo un recorrido por las calles de Estocolmo, Reforma, Génova, Hamburgo y Niza, en la Zona Rosa, en la Ciudad de México, en el que se leyeron fragmentos y se habló de la vida y obra de la autora.

Correspondió a la escritora Cristina Liceaga, coordinadora y fundadora de la página Escritoras Mexicanas, leer fragmentos de los cuentos “Estocolmo 3” y “La rueda”, así como compartir un poco de historia de esa parte de la capital del país.

Durante el recorrido Liceaga comentó la obra de la autora y pidió al público que la acompañaba que leyera diversos párrafos de sus cuentos, lo que permitió una mayor conexión y comprensión de la gente. El primero de los cuentos fue el de “Estocolmo 3” que habla de un departamento donde hay una niña fantasma.

Amparo nació en Pinos, Zacatecas, en 1928, y el 21 de febrero cumplió 91 años. Fue muy enfermiza, vivió en su pueblo hasta los siete años y tuvo un hermano, que murió cuando tenía cinco años, por lo que ella se queda como hija única.

La mayor parte de su tiempo lo pasaba en casa, donde su papá tenía una biblioteca muy grande que tenía una ventana por donde se asomaba y veía el cementerio de Pinos, pero como no había otros cementerios en los otros pueblos llevaban todos los cadáveres ahí.

Cuenta que no llevaban los muertos en ataúd sino llegaban los cadáveres sobre una carreta. Eso es lo que veía pasar ella, que en ese momento tenía cuatro años.

Recordó que la casa donde vivía estaba embrujada porque ahí había vivido un señor que mataba a sus esposas y tenía una pata de palo. En la noche oía como se acercaba este señor con el taconeo de la pata de palo, lo que le daba terror.

Cuando tenía siete años los papás la mandan a estudiar a un colegio de monjas en San Luis Potosí y ahí viene otro choque por toda la carga religiosa, lo que se refleja en todos sus cuentos.

Gracias a las monjas descubre lecturas de Cervantes, Quevedo, Sor Juana Inés, Santa Teresa, y empieza a escribir poesía mística. En 1950 publica su libro Extraños sobre la luna; en 1954, Perfil de soledades a la orilla del sueño, y en 1956, El huésped.

Fue secretaria de Alfonso Reyes por muchos años y en 1958 se casó con Pedro Coronel, con quien tuvo dos hijas, una de las cuales ya murió y la otra es con quien vive en San Jerónimo.