Marta San Miguel viaja por la memoria
La autora presentó Antes del salto, un repaso literario por temas como la amistad, el amor materno y la identidad. CP

Los viajes, la identidad, la memoria, la amistad de los equinos y el amor materno son algunos de los temas que la escritora española Marta San Miguel (Santander, 1981) explora en Antes del salto, su más reciente novela, en la que se interna en las inseguridades del ser humano al momento de cambiar de residencia a un país con una lengua distinta.

“Este libro parte de una experiencia autobiográfica que intenta comprender por qué establecí (en su infancia) un vínculo amistoso con un caballo —llamado Quessant—, porque francamente tuve una relación de amistad con él, que es difícil de explicar”, comentó.

“Yo nunca he tenido un perro o gato, pero por familiares y amigas sé que cuando éstos mueren les han provocado un dolor tan inmenso como si hubiera fallecido un humano cercano”, dice la autora.

Pese a todo, lamenta que aún hoy no sea bien visto que alguien establezca un vínculo emocional con un animal que no habla, que no envía mensajes por Whatsapp ni puede acompañarnos al cine. “Yo aprendí el significado del miedo, de la pérdida, del valor y la alegría —que son palabras grandilocuentes y abstractas que escuchaba a los adultos— al lado de un caballo. Y cuando estaba con él no es que sintiera que podía ser más de lo que era o que podía ser una persona distinta”, refiere.

Para Marta San Miguel, el ser humano ha reducido la presencia del caballo al ámbito del deporte y a los paseos, “cuando la realidad es que el vínculo que tiene con el ser humano es algo antropológico, dado que hemos evolucionado como sociedad gracias al caballo”.

“El caballo nos ayudó a construir nuestras primeras casas, a labrar nuestra tierra en la que cultivamos la comida, que luego nos alimentó, que nos hizo viajeros, nos llevó a descubrir más allá de lo que conocíamos”, explicó. “También nos dio la oportunidad de viajar con seguridad, nos acompañó a la guerra, y nos llevó más lejos y más alto de lo que nunca habíamos pensado, hasta que la tecnología sustituyó su fuerza”.