“Cuando pienso que muy prontito vamos a ser tan felices, me pasa lo que a ti, que me parece todo un sueño y se me hace eterno el poco tiempo que nos falta”. Antes que liderara un movimiento por el respeto a la democracia de México y fuera en contra de Porfirio Díaz, Francisco I . Madero fue un romántico, y las palabras citadas lo suscriben.

Dos cartas a su prometida Sarita Pérez son las que manifiestan el aspecto más sincero y pasional del líder de la primera etapa de la Revolución mexicana. Sus miedos, preocupaciones, el entorno familiar y el gran amor que sentía por su pareja son expuestos en estos documentos íntimos.

Jesús Cruz, jefe del Departamento de Libros y Documentos de Morton, casa que pondrá en venta las postales aseguró que, a través de estos objetos, se ve al “apóstol de la Revolución” como una persona común, lejos de la figura heroica en la que se convertiría tras derrocar la dictadura porfirista.

El investigador, que cuenta con 22 años de experiencia en las áreas de valuación y catalogación de Libros y Documentos, explicó que la correspondencia llegó a Morton por medio de un coleccionista, y que no es la primera vez, pues hace unos ocho o 10 años tuvieron en sus manos otras postales que facilitaron comprobar la autenticidad de las últimas de acuerdo al papel y la caligrafía.

“Todas son así de cariñosas”, sostiene el experto de la casa de subastas, quien recuerda que en otras postales Madero evoca su encuentro en la bahía con un caballero que estaba cojeando porque un balazo se le había ido por la nalga, o cuando apuntó que la peor hambre del mexicano es la ignorancia y que era necesario educar al pueblo para tener conciencia como fortuna.

Las cartas tienen un precio estimado entre los 18 y los 22 mil pesos. Pero la correspondencia tiene poco más valor que sólo el histórico: rompen la imagen legendaria del impulsor de la no reelección, y develan a un hombre sensible en busca de la felicidad, con un porvenir al lado de su pareja. “Espero en Dios que no tendremos ningún inconveniente para reunirnos el 27 del entrante como hemos pensado y como tanto lo deseamos”, escribió en un mensaje del 31 de diciembre.

Con un “ardentísimo beso de quien te ama con toda su alma” se despide Francisco I. Madero de su querida Sarita, quien sería su esposa hasta el asesinato del mandatario tras la Decena Trágica, perpetrado a traición por el entonces comandante de las Fuerzas Armadas, Victoriano Huerta, el 22 de febrero de 1913.