Globalización vs. Aislacionismo

Después de 21 años, un primer ministro de la India, Narendra Modi, acudió al Foro Económico Mundial 2018, en Davos, Suiza, a defender la globalización frente al aislacionismo estadounidense, que actualmente se cristaliza bajo el mandato del presidente Donald Trump, quien goza del apoyo legislativo de su congreso federal.

El mandatario del gigante asiático, que representa a mil 300 millones de personas y a una economía en pleno desarrollo, llegó con la misión de plantar cara a la reciente decisión de su homólogo norteamericano de establecer barreras, tanto arancelarias como no arancelarias, para protegerse —en el corto plazo— de la competencia global.

Modi es consciente, no obstante, de que la globalización requiere importantes ajustes para asegurar su continuidad: debe reconocerse su transformación para establecer políticas flexibles, que reflejen las legítimas aspiraciones humanas frente a la realidad económica, con la finalidad de adoptar un capitalismo frugal, no avaricioso.

Sin duda, México se encuentra en un escenario altamente complejo, aunque no inédito. Efectivamente, el proteccionismo estadounidense siempre ha estado presente, por ejemplo, en los sectores agroindustrial y tecnológico de rentabilidad diferida, subsidiados de forma histórica, ingente y decisiva con recursos federales.

De esta manera, nuestro país está preparado para lidiar con los escenarios menos deseados, tanto la salida del TLCAN por parte de Estados Unidos, como la reformulación de un acuerdo trilateral o, en su defecto, bilateral, menos favorable. En realidad, en ningún caso los socios norteños serán ajenos al comercio global.

En principio de cuentas, nuestro país goza de una amplia red de tratados bilaterales y regionales que le otorgan acceso preferencial a los mayores mercados del mundo y es miembro —como Canadá y Estados Unidos— del sistema multilateral o global de libre comercio, que administra y arbitra la Organización Mundial del Comercio.

Esa condición le permitirá a México, con su privilegiada situación geográfica y el tamaño y características de su actual población, continuar con su probada vocación industrial, manufacturera y exportadora, de forma competitiva y estratégica, para satisfacer la creciente demanda internacional de sus productos.

Quien en realidad tiene mucho que perder, con su comportamiento hostil, obcecado y cortoplacista, como superpotencia mundial, será Estados Unidos, ya que en el mediano y largo plazos la disminución de sus intereses en nuestro país, supone al mismo tiempo una menor influencia en la región y en la compleja agenda bilateral.

Por otra parte, el obstinado populismo que impulsa Trump, al cerrar sus fronteras en el sentido más amplio de la expresión, ciertamente solucionará algunos problemas con determinados segmentos de trabajadores que votaron por él, pero sólo lo hará de forma temporal y artificial, debido a que la competencia externa se desarrollará en otras regiones que crezcan bajo la dureza de la libre competencia.

Con independencia de la suerte del TLCAN, México debe continuar trabajando por lograr la consolidación de su joven democracia, a la par de erradicar la pobreza extrema y de ampliar la clase media, debido a que sin esos dos elementos no podrá apuntalar el capitalismo más humano, equitativo y justo que su población demanda.

Asimismo, debería haber una cruzada nacional en favor de la educación, ciencia y tecnología, que espoleen la investigación y el desarrollo útil para los sectores industrial y empresarial, de forma que se forje y/o reconvierta la planta productiva y siga participando en un entorno altamente flexible, cambiante e innovador.

Finalmente, todos los niveles de gobierno, instituciones educativas y medios de comunicación, deberían promover el uso racional, sostenible y solidario de los recursos naturales, productivos y de consumo, además de privilegiar y estimular la cultura del ahorro y de premiar la honestidad y el esfuerzo en el trabajo.

Ninguna otra fórmula le permitirá salir avante a México de los enormes desafíos que tiene ya en puerta.