Guerra sin tregua entre docentes y policías

Eran dos grupos: profesores y policías. Piedras, garrotes, insultos, gases lacrimógenos, afectaron a todos los contendientes. El foco fue en el 5 de Mayo y no fue la batalla contra extranjeros sino contra hermanos.

Con el sol del mediodía se sobrecalentó también la temperatura emocional. Los dos grupos, manifestantes y policías, midieron fuerzas.

Profesores sacaron “fuerzas de flaquezas” y piedras de saber dónde. Los policías lanzaron de vez en cuando los escasos cartuchos de gases lacrimógenos que tenían. Los granaderos llevaban solo tres cada uno.

“No, así no, no tires a lo loco, espérate”, le recriminó un compañero a otro policía federal que lanzó un proyectil de gas hacia la 12 Oriente.

El 5 de Mayo, la 11 Oriente, fue el corazón de la guerra. Policías abarcaron sobre la avenida Central hacia la 13 Oriente, 9ª Oriente, y sobre la 11 Oriente hacia la 2ª Sur y 2ª Norte.

De allí comenzaron a replegar a los profesores hacia los cuatro puntos cardinales.

Comercios y casas cerraron obligadamente por seguridad. En el mercado 5 de Mayo los locatarios y marchantes, quedaron atrapados en el fuego cruzado, lo que provocó la molestia de quienes se vieron forzosamente involucrados.

Profesores y policías, al igual que los vecinos encerrados en sus casas y comerciantes en sus locales, lloraban, unos por el gas pero otros por la impresión de presenciar el enfrentamiento.

Los brazos de los docentes estaban engarrotados de tanto lanzar piedras. La guerra duró varias horas. Solo cuando se acabaron los cartuchos de gas entre los granaderos y la fuerza de los profesores, la contienda cesó, pero seguramente esta historia continuará.