Un hombre fue encontrado muerto en un arroyo de la colonia Santa María La Ribera, en Tuxtla Gutiérrez. Al parecer, cayó mientras caminaba en estado de ebriedad, pero será la autopsia la que determine la causa de su fallecimiento. Tanto el que hizo el descubrimiento, como los curiosos, fueron increpados por la policía, según por la nueva cadena de custodia.
Alrededor de las 14:00 horas de ayer, Romeo Hernández Nanguelú, talachero que tiene su negocio sobre la 9ª Sur entre calles Veracruz y avenida Tuxtla, en la colonia Santa María La Ribera, hizo un reporte al 066.
Llamó a Emergencias porque descubrió un cuerpo sin vida, tirado sobre el arroyo aledaño a su vulcanizadora.
Un taxista que pasaba por allí, en su unidad tipo Tsuru con número económico 1909, sobre la 9ª Sur, se detuvo. Después se arrepintió mil veces.
“Yo me paré porque me hizo la parada. Me preguntó si tenía radio. Le dije que no. Y me dijo: ‘hay un muerto en el arroyo’. Y aquí me agarraron los policías. Ahora no me dejan ir, porque debo declarar. No se vale. Pierdo tiempo y la cuenta debo entregar”.
Y perdió más de dos horas. Y como él, otros curiosos fueron interrogados, les exigieron sus identificaciones, y hasta los reporteros fueron presa de lo que los policías llamaron “Nueva cadena de custodia”. Según ellos, los presentes contaminamos la escena del crimen. Aun cuando el cuerpo estaba en el arroyo, a 15 metros de los presentes.
El hombre, de unos 30 años, moreno, de complexión mediana, vestía pantalón negro, playera café de cuadros, manga larga. Estaba boca abajo, atorado en una piedra del arroyo.
Según los vecinos, el hombre pudo ser un ebrio de un antro cercano. “Tal vez iba caminando por la acera, no vio la poza que está cubierta por maleza y cayó. Se golpearía, se ahogó y lo arrastró la corriente unos 20 metros”, dedujeron.
Será la necropsia de rigor la que determine la causa real del deceso. Tardíamente el cadáver fue llevado al Semefo para cumplir con la autopsia de ley.