Heridos durante violento robo fallido en Tuxtla

El hombre se aferra a la reja del portón. Con la mirada nublada por las gotas de sangre que tiñen su rostro, contempla el oriente. El policía le pide que regrese adentro, donde yacen el silenciador y un cargador de un arma de fuego. El hombre forcejeó con el ladrón. Fueron tres heridos y tres facinerosos los que huyeron, sin el botín.

Fue alrededor de las 13:30 horas de ayer, cuando se activó la alarma de robo por parte del Centro de Comando Comunicación Control y Cómputo (C-4).

Es que una llamada al 066 indicaba un robo violento en proceso.

“Yo vi salir a tres malandros, corriendo”, dijo un anciano a otro. Ambos viven a dos casas de la número 122, sobre la 14 Sur, entre la Calle Central y 1a Oriente, en el barrio San Francisco, de la capital chiapaneca.

Sobre la pared, en la entrada de dicha casa, luce un papel con el anuncio: “solicito chofer para taxi”. Y da un número de celular. Al parecer allí tienen colectivos y taxis, dijo otra vecina.

Y con el pretexto de estar interesados por el trabajo, llegaron ayer los tres hombres desconocidos. Y entraron a la morada.

Ya adentro pidieron el dinero de la cuenta.

Estaban allí Norbella y Marco Antonio Castañeda Gordillo, madre e hijo, de 64 y 31 años de edad, respectivamente.

Los acompañaba un supuesto taxista, Alberto Garrido Calvo, de 65 años.

Y al ver las malas intenciones y el arma de fuego con que uno apuntaba a Norbella, Marco se lanzó contra el facineroso. Y forcejeó.

Ls pistola tenía un silenciador, por si había necesidad de disparar, no llamar la atención. Y con el forcejeo se desprendió.

También cayó el cargador del arma de fuego.

Los facinerosos huyeron sin el botín, pero golpearon a los tres moradores.

A pesar de sus golpes, no quisieron que llegara ambulancia, tal vez para que no trascendiera.

Aunque policías estatales y municipales acudieron prestos al lugar, demoraron los peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado. Y esa espera hizo salir varias veces a Marco Antonio a la reja de la casa, para mirar al oriente, a pesar de la reprensión del policía.

El área fue acordonada. Nadie pudo entrar ni salir por horas.