Angustia y confusión

No había yo visto un proceso electoral tan angustiante y confuso como éste, a nivel local. Profundamente angustiante para dirigentes de partidos políticos quienes han de tener cientos de suspirantes encima, exigentes y demandantes, para tan pocos cargos disponibles.

Angustiante también para aspirantes a un cargo de elección popular quienes tal vez ya han amarrado sus registros, pero el transcurso del tiempo se los viene a echar abajo.

De igual manera, la zozobra ha de prevalecer para sus colaboradores cercanos quienes tienen expectativas en sus respectivos proyectos y, finalmente, para sus seguidores quienes se han de dormir una noche con una información y se han de despertar al día siguiente con otra muy distinta, respecto del destino que han de seguir sus candidatos.

Lo he estado revisando y no hay registros que nos pudieran mostrar algo parecido a lo que los políticos chiapanecos han estado viviendo en este proceso electoral que inició el 7 de octubre pasado y terminará quién sabe cuándo.

La primera señal de momentos de intranquilidad fue el calendario electoral que contiene lapsos largos para el registro de coaliciones, después de candidaturas comunes, luego otra incertidumbre: si éstas estaban consideradas o no en la ley electoral local.

Más allá, llegó el registro de candidatos a la gubernatura, que si sí, que si no. Más de uno ha de haber pasado noches en vela.

Y eso si dejamos a un lado a los políticos tránsfugas quienes hoy están de un color, y mañana amanecerán con otro.

Lo último. El consejo general del IEPC, en sesión del miércoles reciente, otorgó una prórroga de 24 horas, para el registro de candidatos a diputados locales y miembros de ayuntamientos.

Y, todavía pueden ser sustituidos los candidatos, aun cuando ya estén inscritos. ¡ufff!

Y así van a seguir, porque eso no se acaba hasta que se acaba.

El PSM de hoy

Pablo Salazar no le haya la cuadratura al círculo. Logró conseguir las firmas suficientes para ser candidato independiente al Senado de la República y hoy ya está en campaña.

El problema para él es el discurso. Quisiera ser crítico como lo fue en el año 2000. Pero hoy no es lo mismo. Aquellas eran circunstancias diferentes. Y sus seis años de gobierno le dejaron una marca indeleble de cómo es él cuando tiene el poder en sus manos.

Por ejemplo, recientemente criticó a quienes están brincando de un partido a otro, pero no dice que él también mutó de priista a perredista para formar una alianza que juntó a la izquierda y la derecha.

Bueno, solamente usó las siglas del PRD porque cuando ganó la gubernatura en agosto del 2000, se declaró independiente y con eso traicionó al instituto político que le había regalado su marca para competir por la gubernatura.

Debería recordar que cuando fue gobernador, él mismo vulneró la autonomía del poder Legislativo con el uso de la fuerza pública para obligar a hacer cambios dentro de los puestos de liderazgo y colocar sólo a aquellos que obedecieran a sus intereses.

Una gran constante fue el uso excesivo de la fuerza pública, ya que por órdenes suyas y a punta de pistola, sacaron de sus oficinas a Jorge Clemente, presidente del Poder Judicial, todo porque el referido abogado no quiso acatar sus instrucciones.

Violentó la autonomía de la UNICACH, al obligar a la junta de gobierno de esa institución a reunirse a escondidas en las instalaciones de esta máxima casa de estudios para cambiar al rector por otro que, a ciegas, cumpliera sus caprichos.

Ordenó desalojar a alumnos de la escuela rural Mactumatzá, ordenó la represión con granaderos a habitantes de Venustiano Carranza que se manifestaban en la Casa del Pueblo de ese lugar.

Y para continuar con la lista de arbitrariedades, hay que acordarse que sus subalternos, -en la dependencia de procuración de Justicia y también en el Poder Judicial que ya tenía sometido- persiguieron, prefabricaron delitos y obtuvieron y ejecutaron órdenes de aprehensión contra conocidos comunicadores de aquella época, y algunos hasta se autoexiliaron fuera del país, sólo porque se habían convertido en férreos críticos de sus abusos en el poder.

En conclusión, ese político no tiene calidad moral alguna para criticar a los de hoy porque él, en su época, sometió a los demás poderes públicos, a los partidos políticos, intentó someter a líderes de organizaciones sociales y vulneró, literalmente, los derechos humanos de muchos chiapanecos. De eso hay mucha constancia. De eso hay mucho material en las hemerotecas y testigos vivos que pueden probar esos hechos. 

Sorpresa de Mikel Arriola

La gran sorpresa en la Ciudad de México la podría dar Mikel Arriola. Es un político que muchos desestimaban. Tal vez porque lo conocemos sólo como funcionario público, un terreno en el que ha sido muy eficaz, según comentarios de propios y extraños.

Otro bono a su favor es que no tiene denuncias por corrupción ni tampoco ha estado envuelto en escándalo mediático alguno. No lo habíamos visto en terrenos de competencia política abierta en donde ha estado moviéndose ahorita como pez en el agua.

Como candidato priista a jefe de gobierno de la Ciudad de México, Mikel Arriola está matando dos pájaros de un tiro: está acumulando simpatías en favor de él mismo y del candidato presidencial de la coalición Todos Somos México, José Antonio Meade.

Y, por otro lado, está mandando a segundo lugar al PRD, un partido que ha sido dueño de esa plaza desde hace casi 18 años. La Ciudad de México había sido el más grande bastión político del Sol Azteca y hoy está a punto de quedarse en el tercer lugar junto con su candidata Alejandra Barrales.

Conocedores del tema adelantan que Mikel no va a alcanzar a ganar la jefatura de gobierno, pero abonará con un buen número de votos a favor de su correligionario Meade y va a aumentar el capital político priista que no había podido recuperarse desde hace varias elecciones.

alexmoguels@hotmail.com