Política mancillada

La política está hoy totalmente desprestigiada. Son impresionantes los niveles de descrédito en que se encuentra. Es un concepto ancestral que cobró mayor auge en el siglo V antes de Cristo, cuanto Aristóteles escribió su obra justamente titulada “Política”.

Está vista como una actividad orientada, en forma ideológica, a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos comunes.

De igual forma, está definida como una manera de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar el choque entre intereses encontrados que se producen dentro de una sociedad.

Es el único mecanismo prevaleciente, durante varios milenios, que tienen las sociedades del mundo para poder coexistir unos con otros. Hoy, en México, y en Chiapas con mayor razón, está por los suelos.

No visto ni en 50 años

Nunca en mis cincuenta años de periodista había yo vivido un proceso electoral chiapaneco como el que estamos viviendo en este 2018, me contó ayer un amigo escritor y quien ha sido testigo de todo ese tiempo transcurrido.

Por tanto, tiene suficiente autoridad moral para hablar de la manera que lo hizo conmigo y cuyas palabras estoy reproduciendo en las primeras líneas de este texto.

Están siendo superadas todas las expectativas. Hace pocos años era un sacrilegio que un candidato renunciara a las filas de su partido y se afiliara a otro distinto.

¡Cómo era posible que profesaran una ideología en un tiempo y de un momento a otro se cambiaran de camiseta, asumieran otra ideología política y se fueran a portar otras siglas!

Se les comenzó a llamar “chapulines” con toda la intención de ofenderlos y hacerlos reflexionar.

En vez de detenerse, esos casos se fueron multiplicando en las cúpulas partidistas de manera gradual y sus actores, temerosos de la burla, se pasaban de un lado a otro de una manera más tímida.

Sin embargo, en las entidades federativas los políticos se volvieron más descarados y desvergonzados. Sin pudor alguno, empezaron a pasarse de una sigla a otra.

En Chiapas esa era fue inaugurada por Roger Grajales González quien, habiendo ocupado durante toda su vida varios cargos, incluso de alto nivel, dentro del PRI, se pasó a apoyar públicamente a Pablo Salazar con aquella frase inaugural “Soy del PRI, pero voy con Pablo”.

La Comisión de Honor y Justicia del tricolor realizó un juicio interno y determinó expulsar de sus filas a 17 diputados locales en funciones por haber negociado, a espaldas de su partido, con el entonces gobernador en turno quien se caracterizó por someter por la fuerza, a los poderes Judicial y Legislativo.

Después llegó Juan Sabines Guerrero (2006-2012) y dijo ¡quítense que ahí les te voy! y obligó a políticos de todos los partidos a cambiarse de siglas, siempre para favorecer a sus intereses particulares.

La intención era, sigue siendo hoy, que los sujetos de carne y hueso estuvieran -estén hoy- sometidos a los designios del gobernador sin importar el color verde, amarillo, azul o rojo o moreno al que pertenezcan.

La ideología cuyo propósito es aglutinar y amalgamar un proyecto político y social para encaminar a una región, estado o nación, fue echada a la basura.

Hoy no hay ideología que valga. Hoy en varias regiones de México, pero con mayor énfasis en Chiapas, hay puros intereses particulares de quienes ostentan los más altos cargos públicos para colocar a alfiles suyos en distintos cargos de elección popular para que, en el futuro inmediato, les sirvan de protectores y se mantengan siempre subordinados a sus instrucciones.

A eso me refería al principio de este texto. Que están sucediendo cosas que antes eran impensables, que no solo están sorprendiéndonos cada día más, sino que están resultando dañinas, completamente dañinas, a la sociedad.

Hoy en Chiapas, las cúpulas del poder político están pulverizando a los pueblos, en vez de procurar su unión.

Cimbró a la nación entera

Las campañas de proselitismo de los candidatos presidenciales y a la gubernatura en nueve entidades federativas se han visto eclipsadas por el inicio del mundial de futbol Rusia 2018, y aún más con el sorprendente triunfo de la selección mexicana contra su similar de Alemania, actual campeón mundial, y aparentemente invencible.

Es asombroso cómo un joven de apenas 22 años, Hirving Rodrigo Lozano Bahena, mejor conocido con el mote de “Chucky Lozano”, haya hecho vibrar el domingo a toda una nación, haya creado historia por haber anotado el primero y único gol, en el primer partido del Mundial y haya contribuido de manera decisiva a que México le ganara por primera vez a Alemania en un mundial.

Los mexicanos mostraron una vez más que están ávidos de triunfo y de que ese deporte popular los une más que cualquier otra cosa.

Radicalismo a flote

Flota de nueva cuenta el radicalismo de una disidencia y su rechazo permanente a negociar sus posturas y buscar acuerdos.

El secretario general de Gobierno de Chiapas, Mario Carlos Culebro Velasco, ha estado haciendo todo lo que está en sus manos para contribuir a una salida negociada al conflicto magisterial.

Otros funcionarios estatales están haciendo también lo suyo.

El problema es que la otra parte no está contribuyendo a encontrar una solución, que incluye el levantamiento del plantón del centro de Tuxtla Gutiérrez y el cese de fastidiosas acciones callejeras contra el sector productivo y contra las demás personas que sí quieren trabajar para llevar el sustento a sus familias.

La representación oficial ha hecho su parte. La parte radical de la CNTE no está contribuyendo con la suya.

Ésta no ve, o no quiere ver, que una gran parte de la sociedad está manifestando, en forma creciente, enfado y molestia contra esa ala radical del magisterio cuya actitud callejera nos hace creer, cada vez con mayor certeza, que su presencia en las aulas podría resultar más dañina, que benéfica para los alumnos.

alexmoguels@hotmail.com