La visita de López Obrador

Ésta sí es una de las aristas positivas del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Visitar hospitales. Haber empezado en Chiapas tiene su importancia, desde luego.

Es bueno porque abre la posibilidad de que el titular del Poder Ejecutivo Federal establezca contacto directo con el personal que labora en los centros hospitalarios –médicos, enfermeras y administrativos-, y de que éstos tengan, a su vez, la posibilidad también de expresar su sentir respecto de las condiciones en que se encuentren trabajando y de las condiciones en que se encuentran los centros hospitalarios.

El sector salud ha estado abandonado durante los recientes dos sexenios y eso todo mundo lo sabe. Cientos o quizá miles lo han padecido.

Como nunca se ha podido constatar, a partir de hace doce años, la escasez de medicamentos, la falta de mantenimiento de los hospitales y un deteriorado equipo material que imposibilita que los médicos y enfermeras realicen una labor eficiente.

Por supuesto que no debería ser la constante del presidente. En primer lugar, porque es una labor que no le corresponde a él hacer y, en segundo término, porque no le daría tiempo de estar verificando personalmente el funcionamiento de cada una de las instituciones del Estado mexicano.

Estar visitando hospitales oficiales tiene un significado especial y comprensible.

Es el área que más deterioro ha sufrido en el pasado reciente y que más daños ha causado a la gente porque se trata de un servicio de salud que no se ha podido proporcionar en forma satisfactoria y mucho menos en forma óptima, como debiera ser.

Por eso es urgente activarlo. Es imprescindible echar a andar la maquinaria de los servicios de salud federales y estatales para atender a los pacientes, especialmente a quienes viven en condiciones marginales.

Y por ese lado, algo podrá lograrse. Las visitas del presidente, aunque previsibles, porque se avisa, aunque sea con un día de anticipación a dónde irá, sí activará a los altos y medianos mandos de las instituciones de salud.

Por el bien del país y de los mexicanos en su conjunto, hacemos votos porque la capacidad de atención del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de las demás dependencias del sector salud vayan operando cada vez con mayor eficiencia. Que cada vez haya más atención a la gente y que cada vez se salven más vidas.

Como muchos han de saber, el presidente López Obrador visitó el reciente fin de semana hospitales del sistema de atención abierta del IMSS, ubicados en comunidades pobres y marginadas de Chiapas.

La gira contempló unidades médicas y hospitales del IMSS-Bienestar de Mapastepec, Motozintla, en San Felipe Ecatepec, en San Cristóbal de las Casas y en Venustiano Carranza.

Y uno de los lugares que mayores expectativas generó fue la de Guadalupe Tepeyac, en Las Margaritas, municipio con influencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), porque ningún presidente había ido desde que fue inaugurado en 1993, un año antes del levantamiento armado del sur del país.

Las expectativas fueron porque ese es un lugar emblemático de los zapatistas y porque ese grupo armado no ha simpatizado con el gobierno federal de la Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Y no era augurar alguna agresión contra el mandatario nacional. No, para nada de eso. Hasta eso, los zapatistas se han mostrado respetuosos de las autoridades. Se trataba, en este caso, de esperar algún mensaje importante que pudiera enviar el mandatario nacional o de alguna manifestación pacífica en su contra. Esto último no sucedió.

Pero sí hubo un llamado del presidente al ELZN a la reconciliación y a dejar un lado la división de la sociedad.

Hasta ayer tarde, ninguna reacción había ocurrido de la dirigencia zapatista a ese llamado.

El presidente aseguró que regresará a Chiapas para recorrer los tres hospitales rurales restantes de este programa, ubicados en Benemérito de Las Américas, Bochil y Ocozocoautla.

También aseguró que se fortalecerá el trabajo de los Centros de Atención Rural al Adolescente (CARA) del IMSS-Bienestar, mediante el impulso de una campaña para reducir las adicciones.

De boca en boca

El gobernador Rutilio Escandón Cadenas dio muestras de haber sido buen anfitrión. Si bien es cierto, la organización de las actividades del presidente de la República ha de estar a cargo de la ayudantía del primer mandatario, de su equipo cercano, en este caso del director general del IMSS, Zoé Robledo Aburto, también es de considerar que el gobernador ha de tomar participación en apoyos de logística y de seguridad en los sitios de los eventos. Y en esta ocasión fueron tres días de gira por distintos lugares de Chiapas. No era para menos contribuir para que los actos públicos no tuvieran contratiempos. Después de haber terminado la gira de trabajo del presidente, el gobernador Rutilio Escandón Cadenas reconoció la sensibilidad y el compromiso del mandatario federal para acabar con la desigualdad social y mejorar el sistema de salud en el país, sobre todo en las zonas con mayor pobreza y marginación. El mandatario chiapaneco agradeció las acciones que se están realizando para garantizar la atención y medicamentos gratuitos, para todos. Vaya pues. Lo que deseamos los chiapanecos, en particular, que los servicios de salud sean proporcionados a tiempo para salvar vidas, que haya suficientes medicamentos en todos los hospitales y que los hospitales construidos e inaugurados en el sexenio anterior estén funcionando. Porque llegó el caso en que algunos hospitales eran puestos en funcionamiento con equipo médico y materiales prestados sólo para aparentar estar completos durante los actos de inauguración y después eran desmantelados y abandonados. La gente quiere que eso sea parte del pasado y que de ahora en adelante las cosas cambien para bien.

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