Pensé que había pasado lo peor

He de admitir que el caso Morelos me ha dado escalofríos. Salió a la luz pública que hay 116 cuerpos enterrados en una supuesta “fosa común”. Así se le llama el panteón donde las autoridades entierran los cadáveres de personas que nunca fueron identificadas y que tampoco fueron reclamados por sus familiares. Esos cuerpos no identificados están en La Morgue -el Servicio Médico Forense (SMF), le llaman otros- y pasado cierto tiempo los llevan a la famosa fosa común.

Pero hay otras versiones extraoficiales que hablan de alrededor de 150 cuerpos en esas condiciones en un panteón de Tetelcingo, Morelos.

La misma impresión de escalofríos sentí cuando fueron acribillados frente a un paredón, con los ojos vendados, unos setenta migrantes en San Fernando, Tamaulipas, en manos de miembros del crimen organizado, en tiempos de Felipe Calderón Hinojosa. Vi, volví a ver en repetidas ocasiones el relato de una de las víctimas que escapó a esa masacre gracias a que tuvo la inteligente idea de fingirse muerto y gracias a cuya versión supimos detalles de cómo fue realizada esa matanza.

De la misma forma nos enteramos todos, también en tiempos de Calderón, que los criminales fueron a tirar 45 cuerpos descabezados en una transitada Avenida en el puerto de Veracruz, a plena luz del día y a solo unas cuadras de un lujoso hotel donde estaba realizándose, al mismo tiempo que esa escena dantesca, una reunión nacional de procuradores de justicia de México. Más desafío del crimen organizado a las autoridades procuradoras de justicia del país no podía haberse visto entonces.

Después llegó la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa cuyo destino, después acreditó la PGR, fue su asesinato, mutilación, incineración y posterior desecho en corrientes de un río que pasa por esa misma zona del municipio de Cocula, en Guerrero. La intención era desaparecer incluso sus cenizas hasta desaparecer completamente sus restos, declaró después ante un Ministerio Público uno de los actores de esa otra masacre quien hasta hoy sigue siendo uno de los más de 115 detenidos investigados por esa desaparición.

Así nos venimos a enterar de otro asunto, el de Morelos, con otras características de los casos señalados anteriormente pero igualmente espeluznante debido a que ahí ¡la misma Fiscalía del estado permitió, es más autorizó, la inhumación, el entierro, de al menos 116 cuerpos supuestamente no identificados!

Sin embargo, la tenacidad de una madre de un joven desaparecido logró dar con uno de esos cuerpos que resultó ser el de su hijo y de ahí surgió la preocupación de los familiares de otros desaparecidos en años anteriores para que haya una exhumación de los 116 cadáveres para que se hagan las pruebas de ADN con la esperanza, aunque sea la esperanza, de encontrar el cuerpo inerte de sus seres queridos.

Lo espeluznante del caso viene a cuento porque es muy probable que esos 116 seres humanos no fueron acribillados juntos a la vez sino que fueron asesinados en distintos tiempos, lugares y circunstancias, quizás, pero suena aterrador que las propias autoridades, las de la Fiscalía, las que tienen bajo su responsabilidad constitucional de velar porque eso no suceda, fueron ellos mismos los que autorizaron, consintieron y permitieron que todas esas personas fueran a terminar a una “fosa común” que muy pronto podría convertirse a una “fosa clandestina” porque muy probablemente esos cuerpos fueron enterrados de manera ilegal y ahí sí tendrían que ir a parar a la cárcel aquellos funcionarios públicos que autorizaron eso y entonces sí el gobernador perredista Graco Ramírez va a tambalearse más, mucho más de lo que ya se ha tambaleado.

No está demás decir que Graco Ramírez fue un intenso activista opositor a gobernadores de otros tiempos de Morelos porque esos gobernadores no hacían nada, no pudieron hacer nada, contra los altos índices de secuestros que ocurrían en esa entidad pero una vez que él, Graco, logró ser gobernador, como lo es ahora, tampoco ha podido hacer algo relevante para bajar los índices delincuenciales en su entidad.

Y en su periodo ocurre esa inhumación presuntamente clandestina de por lo menos 116 personas. Grave, grave, grave el caso del estado de Morelos y de su gobernador perredista Graco Ramírez.

 De boca en boca

El chiapaneco Enoc Hernández Cruz va a recibir el próximo 31 de mayo un reconocimiento a su labor como coordinador de la Fundación Manuel Velasco Suárez para la Salud y la Educación que él coordina en Chiapas y otras entidades del sur-sureste de México. El acto va a llevarse a cabo en el museo “José Luis Cuevas” de la Ciudad de México, a las 20 horas del martes de 31 de mayo. El reconocimiento es a su desempeño altruista durante los recientes cuatro años al frente de la referida Fundación durante los cuales se han llevado a cabo acciones humanitarias que van desde campañas de cirugías gratuitas, donación de sillas de ruedas, bastones y andaderas, entre otros aparatos ortopédicos. En esa misma ceremonia recibirán reconocimientos el jefe de gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera, el gobernador de Sinaloa Mario López Valdez y la exgobernadora de Yucatán, Ivvone Orteta, entre otras personalidades*******La Sexagésima Sexta Legislatura aprobó este martes por unanimidad reformas y adiciones a diversas disposiciones a la Ley para la Legalidad entre Mujeres y Hombres en el estado de Chiapas. De esa forma, se amplían las competencias a la Secretaría para el Desarrollo y Empoderamiento de las Mujeres, para coordinar, aplicar y dar seguimiento a las acciones para las transversalidad de la Perspectiva de Género. Asimismo, dicha dependencia podrá suscribir convenios y acuerdos respectivos a fin de fortalecer las funciones y atribuciones que en materia de igualdad entre mujeres y hombres, se definan dentro del Sistema Estatal.

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