¡Ya dejen de hacer el ridículo!

Las cifras no mienten. Alrededor de 25 millones de estudiantes regresaron a clases el lunes reciente en la República Mexicana y sólo poco más de un millón no pudieron ir a clases en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán por culpa de la intransigente disidencia magisterial.

Esa sigue siendo una razón suficiente para exigir a ustedes, señores maestros de la CNTE, que ya regresen a trabajar, que ya dejen de hacer el ridículo pidiendo dinero en las calles. Todo mundo los voltea a ver con recelo, con enojo y burla.

Todo mundo se pregunta a sí mismo para qué quieren ese dinero y a manos de qué líderes sin escrúpulos llega a parar eso que ustedes limosnean entre ciudadanos bien intencionados o el dinero que ustedes roban en las casetas de cobro de las autopistas, un día sí y el otro también, porque eso es literalmente un robo, no me vengan a decir a mí ni al resto de los ciudadanos que significa algo distinto.  

Ya dejen de estar haciendo el ridículo cerrando carreteras y bloqueando la actividad económica de millones de particulares y afectando a miles de niños que se quedan sin clases.

La gente está cada vez más fastidiada y asqueada por sus absurdas manifestaciones, señores maestros de la CNTE.

Son absurdas porque la mayoría de la sociedad ya comprendió perfectamente bien por qué 28 estados sí están trabajando, por qué 25 millones de alumnos sí están yendo a clases y sólo ustedes, de la CNTE, no lo están haciendo.

La sociedad ya entendió perfectamente que, ustedes líderes de la CNTE, están empecinados sólo en recuperar sus prebendas personales y que no les importa para nada la educación de los niños. Eso, además, los desnuda como maestros sin ética y sin compromiso social.

Ya resígnense a perder todos los privilegios que habían obtenido con puros chantajes que ya pertenecen al pasado y que hoy, está demostrado, son obsoletos.

Al Estado corresponde la rectoría de la educación, no a ustedes. Ustedes son sólo agentes cuya única responsabilidad es impartir clases que hoy deben ser de calidad. Así lo exige la ética, las nuevas normas y la modernidad.

Ya dejen libres las escuelas, quítenle sus sellos grotescos porque no son suyas, son escuelas públicas, pertenecen a todos los estudiantes de hoy y del futuro.

Deberían ser representantes ejemplares de la sociedad, como lo eran todos los maestros hace varias décadas. Hay muchos cientos de profesores en el país que todavía conservan esa imagen de instructores ejemplares, esa imagen que desafortunadamente sólo ustedes, señores líderes de la CNTE, han degradado a niveles inconcebibles con sus burdos actos.

Váyanse a trabajar, hagan historia y demuestren, con su propio esfuerzo en las evaluaciones, que sí tienen méritos para estar en los salones de clases forjando generaciones de muchachos que más tarde puedan ser más útiles a la sociedad mexicana.

Lo que ustedes están haciendo hoy es exactamente lo contrario y los desacredita totalmente como profesores.

Si alguna vez tuvieron respaldo social, hoy ya perdieron total credibilidad.

Al perder credibilidad, sus manifestaciones dejaron de ser legítimas. No hay razón válida alguna para que ustedes profesores de la CNTE sigan suspendiendo actividades ni para que sigan en plantón en el centro de Tuxtla Gutiérrez.

Sus acciones están claramente clasificadas como violentas, ofensivas a la sociedad, violatorias del derecho universal de millones de estudiantes a recibir educación pública, violatorias a las leyes y, por tanto, constitutivas de diversos delitos que, inexplicablemente, el Gobierno Federal y los estatales se los han perdonado.

Ustedes, líderes de la disidencia magisterial, han mostrado en forma recurrente que sólo están siendo víctimas de profundos resentimientos y obcecaciones individualistas. Resentimientos reveladores de que sólo obedecen a sus intereses personales y que nada les importa su obligación de estar en los salones de clases.

El Gobierno Federal y los gobiernos de los cuatro estados afectados por acciones de la CNTE tienen hoy más argumentos que nunca para hacer uso legal de la fuerza pública para restablecer el Estado de Derecho y proteger las garantías individuales de millones de personas afectadas cotidianamente por sus absurdas manifestaciones.

Además las bases magisteriales ya están cansadas, el movimiento está desgastado mediáticamente, su manifestación ya perdió credibilidad entre propios y extraños y ya ha ocasionado el repudio de la sociedad en su conjunto por el inmenso daño que están ocasionando a miles de estudiantes, y por las enormes afectaciones sociales y económicas que innecesariamente han causado a cuatro estados.

Señores profesores de la CNTE ya se les acabaron las falsas argumentaciones para estar causando acciones dañinas a la sociedad y contra el derecho que tienen los niños a recibir educación de parte del Estado mexicano. Ese Estado representado por ustedes mismos porque reciben un sueldo del gobierno para impartir clases, cuyo dinero es producto de los impuestos que los mexicanos pagamos.

Se les han venido abajo todas las mentiras que esparcieron al aire como si fueran verdades.

Eso ha estado muy claro desde siempre. Sólo que ustedes, líderes de la CNTE, se encargaron de propalar mentiras, de distorsionar la información de la reforma constitucional en materia educativa y de manejar en forma tendenciosa muchos conceptos que a ustedes les convenía para desacreditar las nuevas reglas.

Esas reglas que buscan acabar con tantos vicios acumulados, por tantas prebendas suyas obtenidas por chantajes durante muchos años. Que están quitándoles los controles laborales y económicos que ustedes venían ejerciendo en forma ilegal en detrimento de la calidad educativa. Por eso, básicamente, ustedes están enfurecidos. A ustedes nunca les han importado los estudiantes, eso ha quedado muy, muy claro.

alexmoguels@hotmail.com