¿Por qué las inundaciones?

Las autoridades municipales y estatales de antaño tienen la mayor parte de culpa de que cualquier parte de Tuxtla Gutiérrez se inunde hoy porque dejaron crecer la ciudad de manera desordenada y torpe.

Además, permitieron, en forma irresponsable, que empresas construyeran fraccionamientos sin drenajes pluviales adecuados, sin áreas verdes suficientes aunque hayan estado obligadas por la ley, edificaron masas de cemento sobre las laderas de los cerros invadiendo la vida silvestre, consintieron el establecimiento de viviendas en orillas o encima de los cauces ancestrales de los arroyos.

Esos riachuelos hoy, a la primera oportunidad, recuperan sus cuencas y arrastran lo que encuentran a su paso, sean vehículos, personas, objetos del hogar e incluso las casas mismas son carcomidas o arrancadas desde su raíz por las fuertes corrientes de agua.

Hoy es prácticamente imposible que un alcalde o un gobernador puedan resolver ese problema en un solo trienio o en un solo sexenio, porque es un enorme rezago que se vino acumulando, en un entramado complicadísimo, a través de los trienios y los sexenios pasados.

Para solucionar el problema de fondo, se requeriría mucho dinero que hoy está escaso, bastante tiempo, una modernísima ingeniería hidráulica y, sobre todo, se necesitaría voluntad de la población involucrada que no la hay.

Una lluvia intensa del 2 de septiembre del año pasado arrasó con una zona del lado sur de la ciudad, atrás del hospital Rafael Pascasio.

En otras épocas, las precipitaciones han causado inundaciones en Plaza Galerías y Plaza Cristal, inundaron una agencia de autos en el lado oriente y, en alguna ocasión, causaron estragos en la colonia San Francisco, al sur poniente de Tuxtla, en un lugar que uno pensaría está a salvo de inundaciones por estar más alto que el oriente de la mancha urbana. Pues no. También ya llevó su sacudida de parte del Dios Tláloc.

Han sufrido similares complicaciones la colonia Terán, la plaza Bonampak –a la altura de la 14 Poniente y Avenida Central-.

Vaya ninguna parte de la ciudad se salva de las inundaciones lo cual es indicativo claro que las pasadas administraciones municipales y estatales, desde hace 40 años por lo menos, nunca tuvieron inteligencia suficiente ni una visión de Estado para crear una enorme obra hidráulica en el subsuelo que permitiera salvar a futuras generaciones de tuxtlecos de las inundaciones.

Los tuxtlecos también tienen culpa porque nunca han aprendido –y por lo visto nunca aprenderán- que no deben tirar basura en la vía pública. Por más que se les advierte de las consecuencias en la radio, en redes sociales, en actos públicos los políticos han hecho su tarea al respecto y se les ha repetido de mil formas, por más que hay advertencias de ese tipo, a cada rato vemos gente irresponsable tirando desechos a la calle.

Esa basura va a tapar las alcantarillas y el agua que se iba a introducir en esos agujeros termina yéndose por la superficie hasta formar arroyuelos temporales que las más de las veces entran a las casas a hacer de las suyas.

Tláloc descargó su furia

La del viernes pasado fue una lluvia abundante y ya era esperada. Como muchos miles pudieron haberlo hecho, yo escuché y vi en un noticiario televisivo de proyección nacional a las 7:30 de la mañana de ese mismo día que había pronósticos de lluvias intensas todo el fin de semana –viernes, sábado y domingo- en Chiapas, Oaxaca y Guerrero debido a una perturbación tropical que el satélite mostraba en forma clara sobre esa región.

Y así sucedió en vísperas del mero día de San Juan. Si alguien estuvo presente sobre una parte alta del lado sur de la ciudad a eso de las 5 o 6 de la tarde de ese 23 de Junio se pudo percatar, con toda seguridad, de la formación de nubes espesas que inmediatamente después empezaron a descargar su potencial en forma intensa sobre todas las colonias del lado norte de Tuxtla Gutiérrez.

A lo lejos se apreciaba una cortina enorme, espesa hasta tornarse en gris oscuro cuya parte de arriba alcanzaba al cielo y la parte más baja caía con todo su espesor y fuerza sobre San José Chapultepec y más allá, al extremo poniente, atravesaba toda la parte norte de la ciudad, a lo largo del Cañón del Sumidero, hasta llegar a la colonia Vida Mejor, la parte más al oriente de la capital chiapaneca, y hasta donde la vista alcanzaba.

Pocas veces se puede ver un espectáculo de la naturaleza como el de ese día, y así estuvo alrededor de una hora hasta diluirse con la ayuda de la oscuridad de la noche.

Alcanzó otras partes del sur, pero su mayor intensidad cayó, rápido y con fuerza, al norte con todos los estragos mayores que ya conocemos sobre los alrededores de la Fiscalía General del Estado, en la colonia Infonavit Grijalva y la 24 de Junio, principalmente.

Esas lluvias atípicas fueron de 82 milímetros en menos de una hora, más del 50% de lo que se esperaba para el mes de junio completo.

El reporte oficial final fue de: 168 familias afectadas por encharcamientos en 39 colonias, 17 viviendas y 7 escuelas dañadas, caídas de árboles y arrastre de vehículos.

Había un profesor desaparecido desde la noche misma de los estragos cuyo vehículo compacto fue arrastrado por el agua. Fue encontrado atorado por ahí, pero vacío. El cuerpo inerte del maestro fue localizado hasta este domingo cerca del río Grijalva.

Afortunadamente hubo una reacción rápida del presidente municipal Fernando Castellanos Cal y Mayor, de autoridades estatales y del mismo Ejército Mexicano cuyos integrantes estuvieron ayudando a la población civil desde la misma noche de las lluvias, y hasta el día siguiente se les veía en calles retirando escombros.

Las imágenes circulando en redes sociales no nos dejaran mentir.

La de hoy es como la pregunta del millón de dólares: ¿Qué hacer para que una situación así u otra peor no se repitan?

alexmoguels@hotmail.com