Revés y recomposición

Mandato de cambio

AMLO, Morena y la esperanza

Los probables gobernadores

El sólido apunte inicial que anoche mostraba un triunfo presidencial de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) significa el mayor revés histórico a un sistema empecinado en sostener la corrupción, la criminalidad y la desigualdad como sus pilares. Al mismo tiempo, es un vigoroso soplo de esperanza para millones de mexicanos, sobre todo jóvenes, que demandan un vigoroso cambio de rumbo en el país. El nivel de participación en los comicios subraya la urgencia y la densidad del mandato entregado sobre todo al tabasqueño, en cuanto timonel de un proyecto que va a significar la recomposición del mosaico político nacional (sobre todo en cuanto a partidos políticos, que están en crisis salvo el ahora dominante) y la redefinición de los ámbitos de acción y de ganancia de las élites políticas y económicas./

La trascendencia de lo sucedido ayer habrá de irse confrontando con la realidad. Por hoy, vale expresar la importancia de que, a pesar de acechanzas estructurales, ataques criminales y abusos propagandísticos, la voluntad ciudadana haya aparecido como arrollador como motor de cambio./

A la hora de cerrar esta columna todo indicaba que, cuando menos en cuatro entidades, Morena habría crecido tanto que estaría apuntada para quedarse con las gubernaturas de Chiapas, Morelos, Tabasco y Ciudad de México, que serían los nuevos sitios de hegemonía lopezobradorista, aunque con características distintas en cada entidad, diversidad que debe ser analizada más allá de la euforia inmediata de los triunfos electorales. Y, además, dos gubernaturas en litigio, con un evidente desarrollo de Morena: Puebla y Veracruz.

En la Ciudad de México queda Claudia Sheinbaum como derivación inequívoca de la base social del exjefe de gobierno que ahora tendrá con la científica universitaria una continuidad política como no la tuvo con Marcelo Ebrard, cuyo peso político le hizo también buscar caminos propios, y mucho menos Miguel Ángel Mancera, el gran villano de la izquierda capitalina. Sheinbaum forma parte del primer círculo de López Obrador y, a pesar de su talante político reservado, incluso frío, está prefigurada para formar parte de la baraja sucesoria de Morena para 2024.

Por otra parte, y a reserva de que se precisen triunfos o derrotas de los siguientes candidatos, conviene revisar su posicionamiento político y grupal: Cuitláhuac García es otra pieza del lopezobradorismo con acento de izquierda. Es una de las figuras descubiertas por el partido de la regeneración nacional y, aún cuando los Yunes panistas seguirán peleando por acreditarse un triunfo en las urnas o en la mesa, está habilitado García para desarrollar una carrera política fuerte, al mando de Veracruz.

Miguel Ángel Barbosa, Rutilio Escandón y Cuauhtémoc Blanco representan corrientes, estilos y proyectos distintos. El poblano ha librado una cerrada pelea con la esposa de Rafael Moreno Valle y es probable que justamente a causa de sus limitaciones y distorsiones políticas es que el reciente experredista no logró arrollar a su adversaria como sí lo hicieron otros aspirantes que utilizaron la marca López Obrador. De ganar esa gubernatura, Barbosa sería el más perredista de los gobernadores lopezobradorista, con riesgo cantado de reproducir el estilo de los Chuchos de los que formó parte y luego se distanció./

Rutilio Escandón, por su parte, significa el triunfo del gobernador Verde Manuel Velasco, quien se fundió con Morena en un abrazo electoral de beneficio para AMLO en lo nacional y del velasquismo en lo local. Cuauhtémoc Blanco es otro viajero de oportunidad, que conjuró las pretensiones dinásticas del gobernador saliente Graco Ramírez, impulsor de su hijo Rodrigo Gayosso como aspirante a la sucesión, pero que pareciera predestinado a practicar la cuauhtemiña al proyecto morenista en cuanto el exjugador profesional de futbol encuentre mejores alternativas personales y grupales./

No es un asunto anecdótico que un buen número de mesas receptoras de votos hubieran iniciado labores tardíamente y, en un número aún desconocido al teclear estas líneas, con sustitución del personal originalmente designado y capacitado para esas labores. Justamente el descontrol y la confusión suelen ser las rendijas por las cuales se filtran personas y elementos propicios para el fraude electoral.

Las mesas especiales de recepción de votos son un problema recurrente, que tiene una cresta de interés público solo el día en que estalla, es decir, el día de las elecciones, y luego es arrumbado en el casillero de los asuntos olvidados hasta la siguiente crisis. Ayer, las “casillas especiales”, como se les suele llamar, con su limitada dotación de 750 boletas por cada sitio, entraron en conflicto con la extraordinaria determinación de muchos ciudadanos en busca de ejercer su derecho al voto. Altamente significativo fue el grito repetido en varias de esas “casillas especiales”: “¡queremos votar!”. El enojo ante la insuficiencia de boletas electorales generó marchas, bloqueos viales, conatos de violencia y otras manifestaciones de inconformidad./