Las doce reformas de AMLO

Efectismo y profundidad

Leyes y voluntad política

Control legislativo pleno

Fue un día más de demostración de poderío político. El virtual presidente electo (VPE), Andrés Manuel López Obrador (AMLO), anunció, en un primer acto, con futuros diputados federales y senadores, las doce reformas que impulsará en aras de construir lo que él llama la cuarta transformación nacional y, en un segundo acto, vespertino, se reunió con otra parte de la nomenklatura morenista recién electa./

De las doce reformas ha de decirse que satisfacen en lo general el apetito cívico básico que se manifestó en los pasados comicios. En lo esencial, significan un esfuerzo de reordenamiento del aparato gubernamental y, sobre todo, una disposición clara a terminar con corruptelas, dispendios y abusos. Tal vez uno de los señalamientos más celebrados por la tribuna es el relacionado con la cancelación de las pensiones a quienes han vivido en Los Pinos y el envío de sus eventuales expresiones de penuria económica al tabulador genérico de los mexicanos, a las pensiones comunes y corrientes, raquíticas y siempre escamoteadas, o a los beneficios asistenciales del adulto mayor sin privilegios./

Por lo demás, todo lo ofrecido por López Obrador parece plenamente cumplible, si se toma en cuenta que tendrá una fuerza legislativa capaz de aprobar sus iniciativas como en los mejores tiempos del presidencialismo mexicano, sin cambiarle ni una coma, si así fuera necesario. Para esos efectos, las doce reformas podrán cumplir cualquier propósito de efectismo, de impacto inmediato. La realidad, y sobre todo la mexicana, no se asusta demasiado, por desgracia, solo con la aprobación de leyes. Por el contrario, hay una larga tradición de creatividad legislativa que se ha estrellado con una voluntad política de incumplimiento, posposición o abierta simulación./

Tal vez por ello es que el VPE tabasqueño quiso ligar el parto de sus reformas con una sesión de entendimiento con quienes serán los reproductores de tales propuestas. Estuvieron los gobernadores electos,  diputados locales y presidentes municipales y alcaldes. Es decir, quienes procurarán aterrizar en sus demarcaciones, con la etiqueta plena del lopezobradorismo, las doce reformas sexenales./

Aún cuando la pasión política hoy muestra una fotografía de unidad plena, sin fisuras, los gobernadores morenistas tienen texturas diferentes y podrían entregar resultados también distintos. El mayor lopezobradorismo, alentado además por la expectativa de la candidatura presidencial de 2024, está representado por Claudia Sheinbaum, quien gobernará la Ciudad de México. Cuitláhuac García, de Veracruz, es otro personaje genuinamente identificado con AMLO. En Tabasco, Adán Augusto López Hernández estará siempre condicionado por la vigilancia política de su paisano presidente (como el Estado de México lo ha estado con Enrique Peña Nieto)./

Pero hay dos futuros gobernadores que provienen de una construcción política aliada, pero no integrada a López Obrador y a Morena, aunque formalmente hayan compartido siglas partidistas. Rutilio Escandón orienta su brújula conforme a la posición que marque Manuel Velasco Coello, gobernador de Chiapas, senador electo y jefe del Verde y de una porción de Morena en la entidad. Cuauhtémoc Blanco se mueve conforme a las directrices muy pragmáticas, sabidamente cambiantes, de su manejador, antes en lo deportivo y ahora en lo político, José Manuel Sanz Rivera, nacido en España y naturalizado mexicano./

Las doce reformas propuestas tendrán plena viabilidad legislativa. Para coordinar la bancada en el Senado se ha propuesto al zacatecano Ricardo Monreal, cuyo desgaste político en el regateo por la candidatura a gobernar la Ciudad de México, contra Claudia Sheinbaum (es decir, contra la decisión de AMLO), pareciera destinarlo, con fuerza disminuida, a cumplir y ejecutar las instrucciones de Palacio Nacional. Para coordinar la legislatura de la Ciudad de México se ha propuesto a Alejandro Encinas. Y aún no se define quién coordinará la cámara federal de diputados./

Es un mensaje firme el que envía López Obrador a la Casa Blanca en vísperas de la reunión con los enviados de Trump, con Mike Pompeo, secretario de Estado, a la cabeza: asegura el tabasqueño que cancelará la compra de ocho helicópteros de combate a Estados Unidos. “No podemos hacer ese gasto”, de mil millones de dólares, dijo AMLO, invocando su política de austeridad. Obviamente, esta decisión no causará satisfacción en los mandos de la Secretaría de Marina que negociaron las compras, ni en la empresa Lockheed Martin ni en la Oficina Oval de Washington./

Por otra parte, el VPE (Virtual Presidente Electo), anunció ayer la creación de una figura especial de gobierno, los coordinadores estatales de los programas de desarrollo. No se necesita una astucia extraordinaria para entender que esos nombramientos se convertirán en muchos casos en fórmulas de competencia política respecto a gobiernos no morenistas e incluso de “equilibrio” o competencia interna respecto a mandos egresados del lopezobradorismo./

Por otra parte, varios de esos coordinadores estatales tendrán la oportunidad, mediante el manejo privilegiado de la inversión federal para programas de desarrollo, de impulsarse hacia candidaturas en los tiempos estatales correspondientes. Para no violar la ley electoral, Morena, es decir AMLO, utilizó la figura de los promotores de la soberanía nacional que, al ser designados en los planos estatal distritales o municipales, eran asumidos como virtuales candidatos a los cargos de cada jurisdicción, luego confirmados. Ahora, el futurismo para algunas de las próximas candidaturas a gobernador pasarán por estas coordinaciones estatales de los programas de desarrollo. Basta con revisar la lista de esos coordinadores./

Y, mientras se intensifica la búsqueda de posibles compradores de un avión presidencial que a partir del uno de diciembre quedará sin uso, ¡hasta mañana!