Larga caminata de AMLO

Perseverancia y esperanza

Sonora: vetar a Morena

Gordillo, derrota de EPN

El tribunal electoral federal formalizó la irreversible realidad política del triunfo de López Obrador. La constancia de presidente electo es la síntesis de una larga caminata política, desde Tabasco hasta cubrir la totalidad del país, que en esta ocasión condensó la profunda irritación social contra un sistema en general, y un gobierno en particular, el encabezado por Enrique Peña Nieto./

En dos ocasiones le fue arrebatado el triunfo a López Obrador. En 2006, mediante fraude descarado por parte de Felipe Calderón Hinojosa y en 2012, a través de ríos de dinero utilizados para adjudicar el título a Peña Nieto; en ambos casos, con la complicidad de los órganos electorales correspondientes. En su tercer intento (“la tercera es la vencida”, solía decir, recordando un dicho popular), ha logrado cambiar el mapa partidista y electoral del país, alcanzando la presidencia de la República con una diferencia de votos apabullante pero, además, la mayoría desahogada en las cámaras legislativas, en la federal y en varias estatales, gubernaturas (entre ellas, la de la Ciudad de México) y presidencias municipales./

Es la victoria de la perseverancia y la esperanza. No solo ha sido AMLO un viajero de proselitismo incansable, en permanente campaña, sino un organizador exitoso. En 18 años, desde que asumió la jefatura del gobierno del Distrito Federal, ha avanzado tanto que en cuatro años dio forma a un partido propio, Morena, y lo ha llevado a la más amplia victoria electoral de la historia política del país. Su llegada a la presidencia de la República ha generado, inclusive, la restauración de una confianza ciudadana que había sido abatida por tanto gobierno de corrupción e injusticia. Ahora, Andrés Manuel tiene frente a sí la oportunidad de hacer lo que ha propuesto, acompañado de la parte, ampliamente mayoritaria, del pueblo mexicano que desea cambios verdaderos./

Habrá, desde luego, resistencia a ese proyecto encabezado por López Obrador. Ayer mismo, en Sonora, gobernada por la priista Claudia Pavlovich, el congreso estatal, dominado por el PRI y con el apoyo de los restantes partidos (solo votaron en contra dos diputados de Acción Nacional y uno de Movimiento Ciudadano), votó reformas a la Constitución estatal que blindan a la actual mandataria y su partido ante decisiones que tome la siguiente legislatura, donde Morena será mayoría decisoria. Poder de veto y control político, administrativo y presupuesto, por encima del congreso en Sonora, como mensaje del priismo beltronista, que podría ser reproducido en otras partes del país./

La exoneración de Elba Esther Gordillo es una derrota jurídica y política de Enrique Peña Nieto, cuya administración montó (mal) un expediente contra la exdirigente magisterial con propósitos políticos circunstanciales y no por razones justicieras profundas y bien sustentadas./

El desenlace judicial del golpe dado en febrero de 2013 contra Gordillo evidencia al peñismo (nuevamente) como reprobable y reprobado urdidor de patrañas y pésimo buscador de justicia: si Elba Esther fue culpable de tantas cosas (no solo las consignadas en el expediente formal), la ha dejado libre de cargos; si no fue culpable, la tuvo en prisión, injustamente y con agravantes (la negativa a permitirle reclusión domiciliaria, a pesar de que por edad le correspondía tal prerrogativa, aunque ya en el tramo final le fue concedida dicha forma de prisión) durante cinco años, cinco meses y casi dos semanas./

La liberación plena de Gordillo se produjo a unas horas de que el tribunal federal electoral declarara que Andrés Manuel López Obrador tuvo mayoría de votos en la pasada elección y, por tanto, es el presidente electo de México. Tal sincronía impulsó de inmediato la versión, sin sustento, de que el hecho tendría relación con el nuevo poder presidencial, dado que el gordillismo terminó apoyando al tabasqueño, sobre todo en el cuidado de casillas, aunque a regañadientes y a veces a contrapelo de la estructura formal del lopezobradorismo./

El futuro secretario de seguridad pública, Alfonso Durazo, dijo que tal versión es falsa, pues estos no son los “tiempos” del nuevo poder, sino hasta diciembre próximo. La futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ministra en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consideró que el expediente contra Gordillo era “endeble” y dijo creer que la profesora “sí se merecía la liberación”. No hay, en realidad, evidencias de entendimientos mayores entre el gordillismo y el lopezobradorismo, que hubieran propiciado el desenlace judicial de ayer. Lo que sí se fue haciendo evidente, conforme avanzaba el proceso de defensa de Elba Esther, era la condición insostenible de los alegatos (mal armados y sustentados) que presentó la Procuraduría General de la República./

Presa y procesada por razones políticas (su oposición a la “reforma educativa” y su comportamiento, que la élite peñista consideró retador), Gordillo ha quedado ahora en plena capacidad jurídica para exigir su reinstalación como dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación pues, conforme a un estudio jurídico dado a conocer antes de las elecciones, ella considera que no hubo ni hay razones estatutarias ni legales para que su anterior testaferro, Juan Díaz de la Torre, la sustituyera./

Sin embargo, Gordillo aún no decide si tratará de retomar ese mando sindical o buscará que su corriente política la represente por la vía de otra persona. De eso se hablará el próximo 20, cuando la profesora dará una conferencia de prensa. Tampoco se ha decidido si intentará la formación de un nuevo partido, con base en las Redes Sociales Progresistas que hicieron campaña a favor de López Obrador y, por la vía del Partido del Trabajo, presentaron plantillas de representantes electorales en todo el país./

Y, mientras AMLO ha dicho a los impartidores de justicia que con él no habrá “palomas mensajeras ni halcones amenazantes”, ¡hasta mañana!