Paradojas mexicanas

Forcejeo político y migratorio

Trump impone condiciones

AMLO va con Cienfuegos

México está ante un dilema muy complicado: detiene (probablemente con el uso de la fuerza, casi el único recurso ya disponible) la caravana de migrantes que le ha puesto en jaque en el sur del país (y gana envenenados aplausos en Washington) o contiene los exabruptos expansionistas y electorales de Donald Trump (y se pone en riesgo la difícil transición mexicana de poder, de terciopelo cada vez más raído)./

La caravana de migrantes ha entrampado de manera vertiginosa al aparato mexicano de poder que durante décadas permitió que la frontera sur se convirtiera en territorio de sabida porosidad extrema y jugosa corrupción administrada por el crimen organizado, el político y el expresamente delictivo. Presionado por la Casa Blanca, el siempre propicio Enrique Peña Nieto ha debido enviar un fuerte contingente de policías federales para tratar de frenar una más de las travesías de centroamericanos por México con rumbo a Estados Unidos. Una más, aunque es, sin duda, la más numerosa y la más mediática y políticamente peligrosa, a la vez que aprovechable, para el poder político asentado en la Oficina Oval./

Peña Nieto decidió obedecer, con taimadas modalidades mexicanas dilatorias, la pretensión estadunidense de convertir el sur mexicano en su tercera frontera: México se ha asumido como la nueva policía migratoria del vecino país, bajo la treta de ofrecer probabilidades de estancia provisional en territorio nacional, lo que en el fondo es una manera de mantener la explosividad del asunto en casa, mientras Donald Trump se proclama triunfador de este episodio y lanza balandronadas en el sentido de que México “ahora sí” respeta al vecino imperial./

Aún cuando no ha tomado posesión, López Obrador también resiente el golpe oportunista de Trump. No puede responder con energía porque sus circunstancias son difíciles e intenta prolongar lo más posible el extraño entendimiento con el personaje al que la propia exembajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, ha descrito con tintes tragicómicos en un artículo de The New York Times, en el que mencionó que “cierto caos es normal al inicio de administración”, pero el del magnate rubio lo ha sido en “extremo”. Jacobson, embajadora durante un año de Trump, dijo sentirse feliz de ya no estar defendiendo lo indefendible./

Las paradojas mexicanas muestran que el actual gobierno es impelido a cumplir con una legalidad que nunca ha respetado, a apretar un puño que hasta ahora solo ha servido para esquilmar y agredir a los centroamericanos migrantes. Otra estampa paradójica es la de una nación, México, históricamente receptora de migrantes y refugiados valiosos, y gobernable en poco más de un mes por una aplastante victoria de una coalición más o menos cargada a la izquierda, desplegando ahora conductas xenofóbicas y ejerciendo, contra los centroamericanos caminantes, buena parte del grosero discurso excluyente de Trump contra los migrantes mexicanos./

En medio de acentuadas discusiones y hechos relacionados con las circunstancias migratoria, aeroportuaria, energética y financiera, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se reunirá hoy con el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos. Ha sucedido que los encuentros con Enrique Peña Nieto sean en el lugar deseado por el tabasqueño (Palacio Nacional y no Los Pinos) y que otras citas de gran importancia se hayan desahogado en la casa de transición, en el norte de la colonia Roma./

Ahora AMLO irá a oficinas de la Secretaría de la Defensa Nacional, en un horario no dado a conocer a los medios de comunicación y en un contexto inusitadamente sigiloso: “No puedo darles detalles. Es una plática. Tenemos que mantener buenas relaciones, todo esto implica realizar consultas, dicen que para no equivocarnos lo mejor es preguntar. Entonces estamos en eso”. ¿El presidente electo tiene que “mantener buenas relaciones” con el mando militar saliente? ¿”Realizar consultas” y “preguntar”?/

Todo esto sucede en los últimos días del plazo que se adjudicó el propio AMLO (antes de que termine el presente mes)  para definir los nombres de los futuros titulares de la Sedena y la Marina. Si queda el general Roble Arturo Granados Gallardo, actual subsecretario, como nuevo jefe del Ejército, habrá avanzado la carta propuesta y defendida por Cienfuegos. Si el siguiente secretario de Marina es el almirante José Luis Vergara Ibarra, actual oficial mayor de la Semar, habrá avanzado la carta propuesta y defendida por Vidal Francisco Soberón Sanz./

Con la (ultra)derecha hemos topado. Ninguna fuerza política ha podido articular alguna forma de oposición al todavía arrollador paso del presidente electo y de su aplanadora en el poder legislativo y en los estados. Los partidos tradicionales aún no vuelven en sí y se debaten entre estertores internos con visos grotescos. Pero ya ha aparecido la primera fuerza, bien organizada, para confrontar al político de los treinta millones de votos: la #OlaCeleste (el color es el del manto de la Virgen María)./

Dicha Ola asegura haber movilizado casi un millón de personas en cien ciudades mexicanas, conforme a una convocatoria emitida por el Frente Nacional por la Familia, el organismo cúpula de una serie de agrupaciones civiles que defienden, en esencia “el matrimonio, conformado entre un hombre y una mujer, y la familia natural, ambas bases de nuestra sociedad” ( https://goo.gl/qY97ZT). En su primera aparición pública, ese movimiento marchó hacia la casa de transición de López Obrador para dejar constancia de su oposición a las propuestas legislativas morenistas que buscan establecer a nivel nacional el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo y, por otra parte, lo que Rodrigo Iván Cortés, presidente del FNF calificó como “una ‘ley mordaza’, que buscaría silenciar a todos los que se opongan a la ideología de género”. De no tener pronta respuesta satisfactoria a sus demandas, la derecha mexicana planea realizar una movilización nacional de protesta. ¡Hasta mañana!