Aproximación al significado del “Rito de la flor de Niluyarilo”

En la presente fotografía no estoy de guerrillero, estoy en la montaña como Florero, sucede que fui a traer flores de Niluyarilo en la década de los 80’s, por seis años. La actividad se denomina como “La traída de la flor de Niluyarilo”, que se efectúa año tras año y desde tiempos inmemorables, y a lo que respecta a Chiapa de Corzo se realiza entre el 14 y el 21 de diciembre, celebración tradicional que está íntimamente ligada a la cultura de los Chiapaneca con su pasado histórico.

Esta celebración se manifiesta en 12 localidades del área etnolingüística de los Chiapanecas, que son Chiapa de Corzo, Totolapa, Emiliano Zapata, San Lucas, Chiapilla y la colonia del mismo municipio Lázaro Cárdenas, Acala y dos colonias de ese municipio: Buena Vista y López Mateos; además de Guerrero y Flores Magón, ambas colonias del Municipio de Venustiano Carranza, y por último Suchiapa, considerando que el corte de la hoja de la Espadaña (cada 3 de mayo) es una traslación del rito de los Floreros, ya que es el mismo canto en chiapaneca que efectúan, esta aseveración se puede confirmar con el canto en lengua chiapaneco que realizan.

Los chiapanecas, conquistadores y habitantes de la parte central de Chiapas, cuya capital y ciudad sagrada fue la actual Chiapa de Corzo, dejaron parte de su historial en retazos presentados en sincretismo religioso. Preservados celosamente en sus tradiciones ancestrales, llegan hasta la actualidad, como manifestaciones religiosas de antiguos cultos incomprensibles para la mayoría de los herederos, tal como el presente himno “Alabado a la flor de Niluyarilo”, que posiblemente fue escrita a finales del siglo XVII (entre 1670-1690), por el obispo Francisco Núñez de la Vega, que lo presento en forma bilingüe (Chiapaneca-español), traducido por Mario Aguilar Penagos:

Niluyarilo nauiñá. Nyhememo

Ipee... Ipee... Ipee…

Ipee tarihmi hememo,

moho nyhoui nDiosi.

Bendito y Alabado sea

ni Sanctissimo Sacaramento.

Camo namandi niyacaamo

tolame tiha sihmimo

camo lohome lahame loondamec

camo namosicá namandi ni

coposone Youá... Tiositamo.

Nbaa tihaa yaa ipaha,

ndene loho copangapouá tichelo,

ndene loho copagapouá yacaamo,

camo namandi niyá loho rii.

Posá ta naatohmoñá

ni handimame laacomo, ni homihi,

tichelo mindamo yacaamo.

Sanctissima Corusse

lahomeña taylondome,

camo namusicá copangapouá yacaamo

Chiima simoloña, cahilo,

namboue Jesusse.

Bendito y alabado sea

Sanctissimo Sacaramento.

Poua tacoiamo Nyhememo.

Nauiñá Nyhememo.

Nauiñá Copareina Santa Elena.

Ipaha tarihmi chememo,

moho nyhoui nDiosi,

ouahi camo Jesusse ni Nassareti

moho ndila manyhiima María.

Ouahime te lohimemo noho

moho apaame yaa, cahilo,

mahue Niluyarilo ngoue.

Flor divina. Navidad del Señor

Adelante... Adelante... Adelante...

Vamos todos nosotros señores,

en el nombre de Dios.

Bendito y Alabado sea

el Santísimo Sacramento.

A la montaña consagrada

vinimos antes nosotros

a estar bailando y cantando

a la autoridad de la montaña

que es del Padre... El Creador.

Hasta allá ahora vamos,

adonde está el abuelo único,

adonde está el abuelo consagrado,

a la montaña donde está lloviendo.

Porque ya es tiempo

separar los pies, los dos,

el único día consagrado.

Santísima Cruz

es la de los que son cantores,

a la autoridad del abuelo sagrado.

Madre eres sólo tú, tan sólo,

el corazón de Jesús.

Bendito y alabado sea

el Santísimo Sacramento.

El padre antiguo del Señor.

La navidad del Señor.

La navidad de Nta. reina Sta. Elena.

Vamos todos nosotros señores,

en el nombre de Dios,

a dar a Jesús de Nazaret

en brazos de su madre María.

A dar que se acompañe

en lo alto ahora, tan sólo

con esta Flor divina.

Este himno de culto solar enmarca un acontecimiento de suma trascendencia en la visión cosmogónica del antiguo chiapaneca, mismo que ha sido let motiv para artistas en sus diversas disciplinas como es el músico Cicerón Aguilar Acevedo, el videoasta Genaro Camacho, el escultor Francisco Jiménez y el fotógrafo René Araujo, adenda de diversos escritos de índole literaria e investigativa como son los casos de Mario Aguilar Penagos, Carlos Beutelspacher Baigts, Óscar Farrera Sarmiento, Horacio de Paz Camacho, Thomas Lee Whiting, Lisandro Madrigal Nucamendi, Carlos Navarrete, Vicente Tovilla Molina, Lauro Victoria Cuello, entre otros autores.

Esta tradición está basada en un sincretismo religioso, motivado por un atavismo ritual. El patrón de los floreros acompañado de unos trescientos inconscientes del rito y tocando incesantemente el característico son ritual monótono, el canto chiapaneca “Locaomeimo Niluyarilo”; inicia el penoso peregrinar a pie en busca de la simbólica flor silvestre por la zona fría. Ritual en que el patrón de los floreros, representando al gran sacerdote del culto solar, dirige el grupo de oficiantes siempre hacia el oriente al encuentro del Nuevo Sol que ha de suceder al viejo sol de otoño.

La misma forma de la flor de Niluyarilo antes de abrirse (forma fálica, símbolo de la masculinidad de ser solar), muestra después de su floración, sus largos pistilos rojos avioletados, largos y radiales, representando los rayos del sol naciente, trascendiendo la llegada del Nuevo Sol que habrá de morir a la vez el 21 de diciembre venidero, en una sucesión cíclica interminable.

Este culto solar lo guardaron casi todos los pueblos de la tierra y así vemos que, precisamente el día 24 de diciembre por la noche, nacía Krisna en la India, Aura Mazda en la antigua Persia, Orus en el Egipto faraónico, Odín en los helados países nórdicos, Huitzilopoxtli en la meseta central del Anáhuac, Jesús de Nazaret en el mundo judío occidental, y en la amplia zona otomange en general, el nuevo sol invictus, generador de la energía eterna y la vida misma.